El golpista Al-Sissi se autoproclama mariscal y candidato a las presidenciales

El Ejército egipcio autorizó ayer a su jefe, Abdel Fattah al-Sissi, proclamado horas antes mariscal, presentarse a las elecciones presidenciales, un permiso para el hombre fuerte de Egipto que destituyó al presidente islamista Mohamed Morsi que no causó ninguna sorpresa.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas de Egipto, el máximo órgano militar del país, tomó ayer la decisión de permitir al jefe del Ejército y ministro de Defensa, Abdel Fattah al-Sissi, que se presente como candidato a las elecciones presidenciales que se celebrarán en el plazo de tres meses, y le instó a responder a lo que calificó de «demanda popular».

La cúpula militar tomó la decisión poco después de que, a propuesta de Adly Mansur, el presidente interino al que Al-Sissi colocó en ese puesto tras el golpe de Estado de julio, las autoridades ascendieran al general al rango de mariscal, el más alto en el escalafón del Ejército egipcio. Una promoción que para los observadores es eminentemente política, un homenaje y un «adiós» del Ejército a su «héroe», además de un signo de que el hombre fuerte de Egipto, que derrocó al primer presidente democráticamente elegido, el islamista Mohamed Morsi, se disponía a anunciar su candidatura.

Karim Bitar, especialista en Oriente Medio, cree que ese ascenso a mariscal es «un paso más en la construcción política y mediática del mito del salvador, el héroe, el hombre providencial». Según explica la directora de investigación en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), esa distinción se concede solo tras una gran victoria militar, por lo que interpreta que «han considerado que la actual represión y `guerra contra el terrorismo' valen lo que un triunfo en el campo de batalla».

Para que Al-Sissi pueda presentase a las elecciones tiene que renunciar a su puesto como ministro de Defensa y desvincularse totalmente del Ejército, ya que según la Constitución aprobada recientemente en referéndum el jefe de Estado debe ser un civil.

Estos movimiento se produjeron después de que el domingo, Mansur anunciara un cambio en el calendario electoral, de modo que las presidenciales se celebrarán antes que las legislativas.

Los Hermanos Musulmanes denunciaron que el cambio en el orden de las elecciones respondía al deseo de Al-Sissi de acceder al poder y hacerse con la silla presidencial, ya que, según todos los analistas, se impondría con facilidad en las elecciones, cuya fecha más probable es abril.

Ayer, el viceprimer ministro egipcio y titular de Cooperación Internacional, Ziad Baha el Din, de tendencia socialdemócrata y y considerado el primer defensor de una salida negociada a la crisis y opuesto a la reciente draconiana ley que regula el derecho de manifestación, anunció su dimisión por considerar que su papel en el próximo periodo de la transición «será más coherente y eficaz en la acción política de partido y en la acción jurídica».