Antonio Alvarez-Solís
Periodista
GAURKOA

Las sinergias

Tres noticias de calado han puesto en alerta el olfato periodístico de Antonio Alvarez Solís, quien se hace preguntas al respecto y que, explica, en todas ellas subyace «la historia más agitada de España», una historia «donde el manejo del resorte marcial ha sido abundante y sangriento». Son noticias que hablan de maniobras militares y políticas que tendrían por objeto cerrar el paso a procesos soberanistas como el desarrollado en Catalunya, y el autor advierte de que en el Estado español «todos los tramos que podríamos juzgar como medianamente democráticos, o al menos liberales, han conducido a situaciones de fuerza».

Lean con paciencia las diez primeras líneas de este papel porque justifican los graves temores que albergo, y que quiero compartir, sobre el funcionamiento de las instituciones civiles garantes de la ya escasa democracia que nos queda. Desde que estudié algo de medicina me preocupan mucho las sinergias. En fisiología la sinergia se define como «concurso activo y concertado de varios órganos para realizar una función». Y me preocupan las sinergias porque pueden producir sinestesias, que consisten en una «sensación secundaria o asociada que se produce en una parte del cuerpo a consecuencia de un estímulo aplicado en otra parte del mismo». Sobre mi mesa de trabajo han coincidido en pocas horas tres noticias que se han entrelazado en mi mente con la fuerza de un turbión.

Primera noticia. «Nació Digital.Cat» publica unas declaraciones que pone en boca del coronel Martínez Inglés, ya retirado, en las que afirma «que en las altas esferas de las fuerzas armadas españolas existen ya planes elaborados, con el conocimiento del Ejecutivo del Sr. Rajoy, para intervenir con rapidez y contundencia (en Catalunya) si llegado el mes de octubre de este año la plana mayor del independentismo no hace marcha atrás en su idea de celebrar un referendum a primeros del mes citado. El nombre en clave provisional de la intervención militar sería el de Operación Estela». El fin de esta acción armada consistiría, según «Nació Digital.Cat», en acabar con la «rebelión catalana».

Esta noticia, que reproduzco en su párrafo inicial con la mayor objetividad y tal como la inserta el medio catalán antes citado, añadiendo las oportunas presunciones por mi parte, se extiende al relato de los medios y formas de acción con que acontecería la intervención armada, que sería rápida y contundente con el fin de instaurar una Generalitat alejada de toda pretensión independentista.

Segunda noticia. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Fernando García Sánchez, ha anunciado la formación de la nueva Fuerza Conjunta de las Fuerzas Armadas, con unos 67.000 mil militares, para adaptar la institución militar a la situación actual. Esta Fuerza contará con un núcleo 27.000 efectivos dispuestos o alistados para acometer misiones inmediatas. El almirante García Sánchez ha afirmado, quizá para fundamentar esta iniciativa, que la situación estratégica y los planes de contingencia están en revisión continua. El almirante que preside el JEMAD ha subrayado además, según el periódico de Madrid donde leo la información, que este plan fue expuesto el pasado verano al ministro de Defensa y que ya está «con capacidad operativa» inicial en cuanto a su núcleo de intervención.

Esta nueva Fuerza, cuyo contingente rotará cada seis meses, según trascribimos del diario madrileño, se encargará de dar respuesta a los planes de contingencia nacional, con unos 5.000 hombres, y ante acciones combinadas con los aliados, principalmente en misiones internacionales, con otros 10.000 militares.

Tercera noticia. El Partido Popular y el PSOE pretenden reinstaurar el recurso previo de inconstitucionalidad a cuyo fin han registrado ya en el Congreso de los Diputados sendas proposiciones de ley. El recurso previo de inconstitucionalidad había sido eliminado por el Gobierno de Felipe González en 1985. Ahora se trata de recuperar este recurso previo para abordar las cuestiones estatutarias, ya que muchas propuestas de las autonomías decaerán en su discusión política al conocer la opinión previa del Tribunal Constitucional. Este recurso podría ser debatido en el Parlamento a finales de febrero para entrar en vigor antes de finales de año.

Hasta aquí el resumen de tres noticias que se han alzado conjuntamente en mi mente produciéndome una sinergia acuciante y una sinestesia que me ha llenado de nubarrones el futuro político. En una noche melancólica me he hecho cien preguntas sobre esta plataforma informativa y en todas ellas subyacía la historia más agitada de España, que es una historia donde el manejo del resorte marcial ha sido abundante y sangriento.

España no tiene aún, tras cinco siglos empleados en una fracasada construcción de su Estado, una maquinaria política civil que pueda asumir la empresa de gobierno con una continuidad eficaz y una aceptable participación de la calle. Todos los tramos que podríamos juzgar como medianamente democráticos, o al menos liberales, han conducido a situaciones de fuerza. Un constante recurso al aparato militar ha destruído la confianza popular en los políticos para poner toda la esperanza ciudadana en sucesivos caudillismos cortados siempre por el mismo patrón. Los políticos españoles no han tenido ninguna confianza en su propia capacidad para gobernar el país desde su cimiento a la cumbre. Cuando hubo alguna posibilidad, casi siempre republicana, de convertir a los españoles en ciudadanos dueños de su destino, o algo por el estilo, el debate se ha tornado una batalla en que las fuerzas encontradas han renunciado a la inteligencia para empuñar los garrotes goyescos.

Acerca de la primera de las noticias que me amanecieron con frío en el alma me pregunto si una noticia tan relevante como la que dio el jefe del JEMAD no debiera haber sido facilitada por el presidente del Gobierno, o al menos el ministro de Defensa, aunque en presencia protocolaria y tal vez técnica del almirante jefe del Alto Estado Mayor de la Defensa. Esa noticia afecta nada menos que al control armado de una situación extrema, como es, tal como se ven las cosas desde un poder plagado de ignorancias y miedos, una consulta a la población catalana. El premier inglés debiera constituir una referencia valiosa con su política frente al anunciado referendum independentista en Escocia. No creo que nunca un general inglés quedase solo, para hablar de un asunto de este calibre, en presencia de los periodistas. La política o lo que afecta a la política es cosa exclusiva del poder civil en los países que se tienen por democráticos.

El Sr. Rajoy demuestra una vez más con esta ausencia ante los periodistas su incapacidad de maniobra, a no ser que la maniobra sea de bajo nivel y en las interioridades de un partido sin norte ni pulso. Puede que también el presidente del Gobierno español esté sufriendo presiones que le hayan conducido a ceder el protagonismo de lo anunciado al general García Sánchez, pero si esto ha sido así cabe plantearse muchas más preguntas sobre el papel del rey, cabeza suprema de las fuerzas armadas. Hay ocasiones en que se puede llevar a cabo la última y ejemplar acción política mediante la dimisión correspondiente. La paz de dos grandes comunidades políticas como la española y la catalana no puede sostenerse sobre un juego al escondite.

En cuanto a la noticia sobre el restablecimiento del recurso previo de inconstitucionalidad, vale hablar otra vez sobre la dejación de su papel de gobernante por parte del Sr. Rajoy. Al parecer estamos ante una nueva prueba de impotencia política. Un Parlamento con mayoría absoluta va a permitir que los jueces adelanten la posibilidad de una ley antes de que salga de las manos de la soberanía nacional, que en el caso español suele ser proclive, esto es cierto, a gestos tenidos por heroicos. Lo inteligente no es usual. Todo debate político será ya inútil ante el hecho de que una de las partes sea condenada de antemano. Me pregunto que en este caso quién es el conculca la Constitución.