El Ibex lograba ayer saltar sobre 10.000 puntos después de una escalada de cuatro días, que le ha llevado de defender los 9.700 puntos a proyectarse por encima de esa referencia redonda. Y es que las dudas y reticencias del martes y el miércoles se han convertido en esperanza de otro tramo de subida. Se dejan atrás, según los analistas, la amenaza de la crisis de los países emergentes con la estabilización de las divisas y los altibajos en los datos macroeconómicos. Ayer, se dio a conocer la caída del paro en Estados Unidos hasta el 6,6%, una décima menos que en diciembre, mientras que se crearon 113.000 nuevos empleos, una cifra inferior a la esperada. Dentro del Estado español, el interés del bono se fue por debajo del 3,6%, nivel anterior al inicio de la crisis. A pesar de todo, el panorama no se ha despejado. Así, en Alemania se duda de que el mandato del BCE permita habilitar programas de compra de deuda para salvar a estados con problemas. Este debate se produce, además, en el momento de asentar los avances en la financiación de las economías periféricas. El Ibex acabó en los 10.072,40 puntos, tras subir un 1,08%. En la semana se anota un 1,53%, mientras que en el año gana un 1,57%. También hubo subidas, aunque inferiores, en Londres (+0,20%), Fráncfort (+0,49%) y París (+0,96%). Los mejores del Ibex fueron Grifols (+2,70%) y ACS (+2,20%). Todos los pesos pesados acabaron en verde con Inditex (+1,69%) y Repsol (+1,38%) al frente. En París, los más alcistas fueron Vallourec (+3,86%) y Saint Gobain (+2,14%). Los títulos de Gemalto (-1,71%) finalizaron fueron los más castigados.