Agustín GOIKOETXEA

Azkuna advierte de que no va quitar «ni un cuadro» de alcaldes franquistas

Iñaki Azkuna no está dispuesto a quitar por propia voluntad «ni un cuadro» de los alcaldes franquistas de Bilbo porque cree que «hay que respetar la historia aunque moleste». Respondió así al emplazamiento de EH Bildu para que se revoquen medallas y honores a fascistas.

Iñaki Azkuna no quiere pasar a la historia como el alcalde que retiró los retratos de sus antecesores franquistas. Lo dejó claro ayer y arremetió de paso contra EH Bildu, aunque lo único que haya hecho la coalición sea recordar al PNV que hay un informe del Gobierno de Lakua de 2012 que aboga por retirar todos los vestigios de la dictadura.

Azkuna trató de justificar la presencia de los «cinco o seis» retratos de destacados dirigentes de la dictadura diciendo que conviven con otros. Para defender que no sean retirados, apuntó a que Javier Ybarra y Berge fue víctima de ETA años después de dirigir el Consistorio y que Pilar Careaga fue «la única alcaldesa que ha tenido Bilbao».

Alegó que esos cuadros están «mezclados con los monárquicos, los de la restauración, los de la democracia y los de la república, porque Bilbao es una mezcla. No sé si lo han entendido todavía -enfatizó dirigiéndose a EH Bildu-, pero Bilbao es una mezcla social y política».

«No he quitado nada porque -añadió- hay que respetar la historia; aunque nos moleste y no tenga las mismas convicciones que los alcaldes franquistas que están pintados en el Ayuntamiento, no soy nadie para quitarlos». Como es habitual, volvió a vincular a la coalición con la lucha armada, comentando que no permite que «esta gente que ha estado apoyando a ETA durante cuarenta años» le dé «clases de democracia».

Recomendación de Lakua

Era la respuesta al emplazamiento público que poco antes le hizo EH Bildu. La coalición quiere que el Gobierno municipal cumpla con el dictamen recomendatorio de la comisión técnica para la retirada de símbolos fascistas del Ejecutivo de Lakua. Como primer paso, pretende que el pleno del 27 de febrero acuerde la retirada de los retratos de alcaldes franquistas, así como la revocación de las medallas y honores otorgadas por las corporaciones desde junio de 1937 hasta abril de 1979.

Tal y como publicó el lunes GARA, el Consistorio bilbaino mantiene 502 galardones de aquella oscura época caracterizada por la persecución hacia la mayoría de la población.

La portavoz soberanista, Aitziber Ibaibarriaga, trató de comparecer en el pasillo junto al despacho del alcalde para mostrar a los medios de comunicación los retratos en cuestión pero Iñaki Azkuna lo impidió.

A unos metros de los polémicos cuadros -donde faltan los de José María Areilza Martínez de las Rodas y José Félix Lequerica Erquiza-, Ibaibarriaga manifestó que su exhibición es un «acto de enaltecimiento de una cruel dictadura y humillación para las miles de víctimas de la represión franquista». Apuntó a que, al menos, cuatro de esos alcaldes a los que aún se rinden honores -José María González de Careaga Urquijo y José María Oriol Urquijo, además de los dos citados con anterioridad- tuvieron «grandes responsabilidades en el fusilamiento de personas y dirigentes políticos democráticos y la persecución y depuración de miles de personas».

«Lo mismo que sería impensable e inaceptable que el retrato de Hitler o sus ministros estuviera en el Bundestag, aquí también es incomprensible. Esos cuadros se debían haber retirado hace mucho tiempo», señaló. La edil advirtió de que muchos de los altos mandos militares condecorados con medallas pueden ser considerados «criminales de guerra».

Medallas y honores a militares imputados por «crímenes de guerra» y dirigentes falangistas

El Consistorio bilbaino mantiene 502 medallas de las que, en su mayoría, fueron otorgadas a destacados dirigentes fascistas. Las tres primeras -concedidas el 8 de enero de 1938- fueron para tres requetés que colocaron la bandera franquista en el palacio foral, mientras que el resto de los honrados eran altos mandos militares que acompañaron a Francisco Franco en la contienda y que el juez Baltasar Garzón imputó en 2008 por «crímenes de guerra».

Muchos generales y sublevados que participaron en la caída de Bilbo fueron condecorados, como el general Carlos Martínez Campos, que rompió el Cinturón de Hierro; se cuentan hasta 38 mandos. Entre las mujeres, hay decenas y decenas que fueron enfermeras voluntarias. También veteranos carlistas de la anterior guerra que fueron distinguidos en 1940.

Capítulo aparte merecen los seis alcaldes y concejales, cuatro gobernadores civiles, diez ministros -uno de ellos, el presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco- o tres altos cargos, además de cuatro jefes de Falange o la Sección Femenina. A.G.