EDITORIALA
EDITORIALA

Una vía vasca hacia un nuevo horizonte

La izquierda abertzale se encuentra inmersa en la reflexión «Euskal Herria Bidean» que básicamente expone una vía vasca a la soberanía. Se trata de un proyecto ambicioso, un desafío necesario para el país. Pero que de ninguna manera puede hacerlo por sí misma, porque así lo haya decidido, la propia izquierda abertzale. Más allá del nombre, de las diferencias y analogías con la «vía catalana» o la «vía escocesa», Euskal Herria puede abrir un nuevo horizonte y hacer su camino desde donde está hasta donde merece estar. Con ingenio, talento y sacrificio puede articular una vibrante apuesta conjunta que deje atrás la dependencia y la subordinación. Puede aprovechar la oportunidad histórica de un escenario político inédito durante la décadas de confrontación armada y creer, con razón, que todo es posible, incluso convertir en políticamente inevitable lo que ahora parece un imposible.

Todo proceso político tiene, por definición, un futuro que nunca está escrito, un camino que una vez comenzado a andar siempre es un descubrimiento permanente. Y máxime en los procesos independentistas que se materializan por oleadas, nadie los controla por completo y nunca siguen a pie juntillas ninguna hoja de ruta prefijada. Lo indeterminado es un factor de gran trascendencia política a tener muy en cuenta en toda apuesta. Por poner un ejemplo cercano en el tiempo, el PNV y la izquierda abertzale caminaban recientemente de la mano en las abarrotadas calles de Bilbo. Un hecho que hasta entonces parecía inconcebible, un «milagro» para muchos, un sueño que se hizo realidad para enviar a Madrid una imagen tan poderosa para los vascos como inquietante para Rajoy: los ciudadanos de Euskal Herria también pueden hacer el camino juntos y pueden dar pasos hacia la independencia.

Todavía no está claro si aquello fue un simple aviso, un ejemplo de lo que este país es capaz de hacer, o si el cambio de rumbo se consolidará para abrir un nuevo horizonte. Quizá sea pronto para saberlo. Pero, en cualquier caso, parece evidente que en Euskal Herria pueden pasar cosas y pueden pasar muy rápidamente. El camino está abierto y a sus pies.