Las milicias de Al-Qaaqaa y Al-Sawaek, originaria de Zinten, dieron ayer un ultimátum al Congreso General Nacional, la más alta autoridad política libia, para que deje el poder amenazando con pasar a la acción. El Congreso denunció un intento de «golpe de Estado». Las milicias acusan a los Hermanos Musulmanes y «los grupos ideológicos y extremistas de estar en el origen de los problemas del país». El responsable de la misión de la ONU en Libia, Tarek Metri, se reunió con los comandantes de las milicias para convencerles de «dar una oportunidad al diálogo político» y poco después el primer ministro libio, Ali Zeidan, anunció haber alcanzado un compromiso. Tras la caída de las instituciones de Muamar Gadafi en 2011, las milicias que lo combatieron, fuertemente armadas, se hicieron cargo de la seguridad del país, pero las autoridades han perdido el control sobre ellas.