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Gobierno y oposición parlamentaria pactan una solución política en Ucrania

El presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y los tres líderes de la oposición parlamentaria acordaron tras una ardua negociación, y con los ministros de Exteriores de Alemania y Polonia como testigos, una solución política a la crisis en el país que incluye importantes concesiones por parte del Gobierno, pero que podrían ser insuficientes tras el derramamiento de sangre de los últimos días. Los manifestantes del Euromaidan de Kiev y la UE apelaron a la prudencia.

Después de tres meses de protestas antigubernamentales que esta semana derivaron en un baño de sangre en Kiev, Gobierno y oposición parlamentaria firmaron un acuerdo para la salida política a la crisis, que contemplaría unas elecciones presidenciales anticipadas, un Ejecutivo de unidad nacional y una reforma constitucional.

El presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, y los líderes opositores Arseni Yatseniuk (Batkivschina), Vitali Klitschko (UDAR) y Oleg Tiagnibok (Sbovoda) suscribieron, con los ministros de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier y su homólogo polaco, Radoslaw Sikorski, como testigos, el acuerdo que incluye importantes concesiones por parte del poder, pero que no todos los manifestantes antigubernamentales consideran suficiente.

Según el documento, en el que no estampó su firma el enviado de Rusia, el defensor del pueblo, Vladimir Lukin, se celebrarán elecciones presidenciales anticipadas antes de fin de año, se formará un Gobierno de coalición en un plazo de diez días y se restituirá la Constitución de 2004, una de las demandas fundamentales de la oposición que la Rada Suprema (Parlamento) hizo realidad apenas una hora después devolviendo el país a un sistema de gobierno mixto parlamentario-presidencialista. La Constitución de 2004 estará en vigor mientras se trabaja en una reforma constitucional que deberá finalizar en setiembre.

El acuerdo prevé que se investiguen los recientes actos de violencia, el compromiso del Gobierno a no imponer el estado de emergencia y la renuncia de ambas partes a la violencia.

Acuerdos de la Rada

En el marco de este pacto, el Parlamento aprobó ayer una tercera amnistía que impedirá la persecución judicial de los participantes en las protestas, lo que debería llevar a la entrega, en un plazo de 24 horas, de todas las armas ilegales.

Con su recién adquirida mayoría parlamentaria, nutrida ya por una veintena de diputados tránsfugas del Partido de las Regiones (PR) de Yanukovich, la oposición parlamentaria se lanzó a por otra de sus históricas demandas: la excarcelación de la ex primera ministra Yulia Timoshenko, condenada por abuso de poder y quien en los últimos días ha insistido contra cualquier clase de negociación con Yanukovich, quien le derrotó en las elecciones presidenciales de 2004.

La Rada aprobó ayer mismo una ley de reforma del Código Penal que permitirá a Timoshenko salir en libertad al despenalizar, junto a otros, el supuesto por el que fue condenada para ser puesto al día «conforme a la legislación europea».

Asimismo, el Parlamento destituyó al controvertido ministro de Interior, Vitali Zajarchenko, cuya dimisión demandaban los manifestantes.

Sin embargo, la Unión Europea, mediadora en este conflicto junto a Rusia, demandó prudencia y pidió una rápida aplicación del acuerdo, igual que hicieron EEUU Naciones Unidas, y la OTAN. Eso sí, Bruselas seguirá trabajando en la preparación de sanciones mientras no se formalice el pacto.

El presidente del Consejo de la UE, Herman Van Rompuy, reclamó «coraje», mientras que su homólogo en el Parlamento Europeo, Martin Schultz, habló de esperanza.

Los dirigentes francés, François Hollande, y británico, David Cameron, celebraron el acuerdo, y el polaco, Donald Tusk, calificó el pacto de «punto de inflexión» para Ucrania y destacó el papel mediados de los ministros europeos. Su ministro de Exteriores, Sikorski, aseguró que el mediador enviado por Rusia desempeñó un papel constructivo en la firma del acuerdo final, aunque no estampara su firma en el documento.

Moscú explicó que el acuerdo se firmó bajo la mediación de la diplomacia alemana, polaca y francesa y aseguró que no haber estampado su firma alcanzado en Ucrania no significa que no mantenga su compromiso y quiera buscar una solución.

La firma del acuerdo llegó después de los graves enfrentamientos que desde el martes dejaron en Kiev al menos 80 muertos y más de 800 heridos, según las autoridades, y que convirtió el centro de la capital en zona de guerra.

El ministro polaco Sikorski consideró que se trata de «un buen compromiso para Ucrania» y «una oportunidad para la paz» que «abre las puertas a la reforma y a Europa», pero en la emblemática plaza de la Independencia la reacción fue bastante contenida y daba la impresión de que las concesiones anunciadas por Yanukovich, con las que se cumplen todas las demandas de la oposición, llegaban tarde, eran insuficientes y debían tomarse con cautela.

«El enemigo sigue vivo»

A los iniciales aplausos le siguieron las lágrimas en recuerdo de las víctimas mortales de los últimos días, y también el alivio de poder volver a casa. Al menos algunas de las miles de personas que ayer seguían ocupando la plaza y sus alrededores. Aunque el Consejo Civil del Maidan dio luz verde a la firma -siempre que Zajarchenko no forme parte del próximo Gobierno y el fiscal general, Viktor Pchonka, sea apartado de sus funciones-, muchas personas se mostraban escépticas e insistían en exigir la inmediata renuncia de Yanukovich. «Pienso que Yanukovich tiene que marcharse ahora y no volver nunca. No necesitamos elecciones», señaló a AFP Ludmila.

«Por supuesto que la gente sigue aquí. El enemigo sigue vivo», indicó Michael Dudar, un joven sacerdote católico. «El enemigo sigue vivo», añadió.

«No sé si hemos sido traicionados o no», sostuvo Petro Nazapo, un quincuagenario de Lviv, que declaró que se prepara para «un nuevo ataque», y agregó que «nos marcharemos cuando ganemos».

«La gente dice que no va dejar Maidan mientras Yanukovich no se marche», indicó a su lado Oleg Bukoyenko, kievita de 34 años. «Las elecciones de diciembre no son suficientes, tiene que irse ahora. De lo contrario podría terminar como Gadafi o Ceausescu» por sus «crímenes».

Pero quienes se mantenían más firmes eran los grupos de ultraderecha que han conformado el núcleo duro de las llamadas autodefensas que se han enfrentado con las fuerzas de seguridad. «La revolución nacional continúa», afirmó Dmitri Yarosh, líder de Sector de Derechas, quien subrayó que las protestas terminarán cuando el actual régimen sea apartado definitivamente del poder. Aseguró su formación no reconoce el acuerdo de paz y no depondrá las armas hasta que no dimita el presidente.

«El Sector de Derechas llama a todos los miembros del Maidán a continuar la lucha contra el régimen de ocupación interior de nuestro país. Estamos dispuestos a asumir las consecuencias de seguir con revolución», arengó anoche Yarosh a los concentrados.

Fuera de Kiev, en el bastión opositor de Lviv, bastión opositor en el oeste del país, sus habitantes no se fían de Yanukovich. «No me creo una palabra», aseguró Iván, de 42 años.

La noche del jueves al viernes transcurrió con relativa calma, aunque el Ministerio de Interior acusó a los manifestantes de abrir fuego contra la Policía tratando de romper el cordón policial alrededor del Parlamento, extremo que negó la oposición.

Por otro lado, el jefe adjunto del Estado Mayor del Ejército ucraniano, Yuri Dumanski, dimitió en protesta contra los intentos de implicar al Ejército en el conflicto. «Implicar al ejército actualmente en el conflicto civil puede provocar gran número de muertos», declaró a Kanal 5.

Obama niega una vuelta a la Guerra Fría

El presidente Barack Obama niega que EEUU y Rusia vuelvan a estar involucrados en una gran estrategia geopolítica a nivel mundial similar a la Guerra Fría, aunque la crisis en Ucrania y el conflicto en Siria recuerdan a los momentos más tensos de su relación. «Nuestra posición no debe ser considerada como un juego de ajedrez de la época de la Guerra Fría, en el que competimos con Rusia», aseguró durante una cumbre norteamericana en México.

Sin embargo, Washington es cada vez más consciente de que la política exterior del presidente ruso, Vladimir Putin, va en contra de sus intereses, y no esconde su irritación ante la estrategia de Rusia para restablecer su influencia y prestigio en el mundo. «Consideramos que esta noción de esferas de influencia está totalmente pasado de moda», señaló un alto funcionario del Departamento de Estado. «Se lo hemos dicho a Ucrania y a Rusia».

Obama y Putin tenían previsto hablar ayer por teléfono sobre la situación en Ucrania, informó Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, quien dijo que su presidente iba a decirle a su homólogo ruso que a ambos países «les interesa» que termine la violencia en Ucrania, al igual que a EEUU, dijo Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca. GARA

La quiebra amenaza al país si no recibe una rápida inyección financiera

Colas en los cajeros automáticos, pánico en el mercado: la inquietud crece en torno a las consecuencias de la violencia de los últimos días en Kiev en la frágil economía de Ucrania, que se arriesga a la quiebra si no tiene una rápida inyección financiera.

Hace meses que la situación financiera del país inquieta a los inversores y Kiev no ocultó que la recesión, que inició una tímida salida a finales de 2013, fue la primera razón para no firmar en noviembre un acuerdo de asociación con la Unión Europea y obtener, en su lugar, un plan rescate de Rusia que incluye un crédito de 15.000 millones y una rebaja en el precio del gas ruso, que rechaza la oposición.

Pero la escalada de violencia iniciada a finales de enero y el derramamiento de sangre de los últimos días puede poner en entredicho la ayuda financiera rusa y la solvencia del país. Moscú, tras pagar 3.000 millones de dólares a finales de año, canceló esta semana una nueva entrega de 2.000 millones, situando el retorno a la paz como prioridad.

La población acapara alimentos por temor a una escasez, según los medios.

Ayer, el primer banco ruso Sberbank señaló que su filial ucraniana había dejado de conceder préstamos a particulares y pequeñas empresas.

La sociedad asesora agrícola Agritel dijo que algunos agricultores se retiraron del mercado de granos, en el que Ucrania juega un papel importante, aumentando los precios locales.

En los mercados el tono es de pánico, con unas tasas de deuda superiores a las de países con mayores dificultades como Grecia, aunque el acuerdo firmado ayer trajo cierta calma.

«El acuerdo deja en suspenso la cuestión de quién proporcionará la ayuda vital que necesita Ucrania y en qué términos», indicó el economista Chris Weafer, de Macro Advisory.

La UE y EEUU se han referido en las últimas semanas a una posible ayuda, sin revelar la cantidad.

Standard y Poors rebajó ayer la calificación del país a CCC, que corresponde a un país en suspensión de pagos, y advirtió de que si Rusia no entrega su ayuda, Ucrania, que debe rembolsar 13.000 millones de dólares de deuda este año, quebrará.

«El único escenario que evitaría la suspensión de pagos significaría un deterioro de la situación económica», estimaron economistas de Société Générale. GARA