Jesus Valencia
Educador social
JO PUNTUA

Tiempo al tiempo

Estos días Sortu ha celebrado su primer año de vida. El mensaje que ha lanzado y el horizonte que ha propuesto sugieren esperanza, exigencia y futuro

La izquierda abertzale, desde el mismo día de su nacimiento, ha estado en el punto de mira de incontables agoreros; casi todos le han augurado corta vida y precoz muerte. Es evidente que sus sombrías previsiones no se han cumplido.

Hubo quienes dividieron la sociedad en dos partes desiguales. Y dieron por hecho que los demócratas -al grito de «¡a por ellos»!- barrerían a los residuales violentos. Sus cálculos fallaron y el paladín Ardanza anunció con pesadumbre que había fracasado. PP y PSOE, muñidores de todos los pactos contrainsurgentes, dieron por inservibles aquellas zarandajas y lideraron la gran acometida: se ilegaliza a esa chusma y asunto resuelto. Josu Jon Imaz, conocedor directo de los planes del Estado, adelantó la noticia de que la izquierda abertzale era un mezquino azucarillo a punto de diluirse. Tanto empeño puso el mentado en el cuentico del azucarillo que provocó una crisis en el seno de su partido; hoy se dedica a menesteres contaminantes, pero el azucarillo no se disolvió. Los actuales agoreros han cambiado de monserga pero no de obstinación. Según ellos, la izquierda abertzale se hunde en la ciénaga de los vencidos. Hablan con tanta reiteración y contundencia que casi nos convencen. A punto estábamos de dejarnos amortajar cuando escuchamos un griterío airado en la trastienda del PP; mira por dónde, es la mismísima izquierda abertzale el motivo de la escandalera. Unos blanden afilado puñal y aseguran que la bestia sigue más viva y peligrosa que nunca, que no deben terminar la faena sin antes clavarle la puntilla en el testuz. Otros, por el contrario, exhiben el estoque asegurando que el animal está para el arrastre, completamente rematado. ¿Cómo acabará el pleito? No me extrañaría que ensarten los afilados aceros en sus respectivos costillares.

Por lo que se refiere a la izquierda abertzale, preludia una vida fructífera y larga. Sus nutrientes han sido la generosidad inolvidable y heroica de quienes lo dieron todo, la ejemplar fortaleza de quienes soportaron y soportan casi todo, la abnegación de una militancia incansable y anónima. Confía en sí misma y, al mismo tiempo, busca alianzas acumulativas con otros agentes. Ha decidido seguir enfrentando a los dos estados, aunque la de ahora sea una confrontación democrática. Mientras restaura los demoledores estragos que le ocasionó la ilegalización, sigue apostando por una paz basada en la justicia y el derecho que todavía no conocemos. Seguirá integrando las distintas sensibilidades que siempre han conformado un proyecto abierto y plural.

Estos días Sortu ha celebrado su primer año de vida. El mensaje que ha lanzado y el horizonte que ha propuesto sugieren esperanza, exigencia y futuro: «Llevaremos hasta el final el proyecto de estado vasco. La libertad plena es nuestra única meta y somos conscientes de que la liberación nacional debe ir unida a la transformación social, dado que ambas son parte del mismo objetivo: conseguir un pueblo libre formado por hombres y mujeres libres». ¿Que la izquierda abertzale agoniza afectada de fracaso y derrotismo? Tiempo al tiempo, pertinaces y frustrados sepultureros.