Elkarrizketa
Josetxu Obregón
Violonchelista y Director de La Ritirata

«Proponemos un viaje al pasado para conocer cómo sonaba la música de Beethoven»

Nacido en Bilbao, el violonchelista Josetxu Obregón finalizó sus estudios en Holanda, donde fundó el conjunto La Ritirata, especializado en la interpretación de música antigua con instrumentos de época. El grupo está desde el viernes en el Musika-Música de Bilbo, presentando su visión historicista de los cuartetos de cuerda de Beethoven.

Los de La Ritirata, con su propuesta alternativa de interpretar a Beethoven, se han contado entre los conciertos más demandados del presente Musika-Música. Agotaron las entradas para sus actuaciones del viernes, sábado y domingo por la mañana, y quedan solo un puñado para la de esta tarde (19:00, en la Sala Heine del Palacio Euskalduna).

La Ritirata está interpretando los cuartetos de cuerda Beethoven con instrumentos de época. ¿Qué puede aportar este acercamiento con respecto al de otros cuartetos que participan en el Musika-Música, que tocan a Beethoven con instrumentos modernos?

Es una visión muy diferente, básicamente porque nosotros buscamos el tipo de sonoridad y las maneras interpretativas que Beethoven conocía en su época. Los instrumentos, por ejemplo, diferían bastante de los que utilizamos hoy en día. La principal diferencia es que se usaban cuerdas de tripa en vez de metal, pero en torno al 1800 el violonchelo, por ejemplo, tampoco tenía la pica que lo apoya contra el suelo, se sostenía entre las piernas. Los instrumentistas, además, se colocaban entre sí de forma diferente a como se hace hoy en día. Son infinidad de detalles, que hacen que el sonido de una interpretación cambie. Nosotros proponemos un viaje al pasado para que la gente conozca cómo sonaba originalmente la música de Beethoven, o al menos cómo creemos nosotros que sonaba, pues nunca se puede tener la certeza absoluta. Claro que los cuartetos siguen siendo igual de geniales tocados con instrumentos modernos, pero éstos han sufrido tanta evolución desde la época de Beethoven que se podría hablar con propiedad de dos visiones diferentes y complementarias.

No solo ha cambiado las construcción de los instrumentos, también la forma de tocarlos.

En efecto, la manera de tocar también ha cambiado mucho. El vibrato, por ejemplo, existía y se utilizaba, pero se reservaba para determinados momentos, sobre todo los más intensos o especiales. El vibrato por aquel entonces era una opción expresiva, no como hoy, que se realiza siempre y ha pasado a ser una parte inherente del timbre de los instrumentos de cuerda. Y no se trata solo del vibrato, sino de cómo se articulaban las frases, las dinámicas, cómo se realizaban los acentos, etcétera.

En estos cuatro conciertos en Musika-Música interpretarán cuartetos de Beethoven de dos series distintas: los «Lobkovich», de juventud; y los «Rasumovsky», de madurez. ¿Qué diferencias se dan entre ellos?

La diferencia es tremenda, casi como si fueran obras de dos compositores diferentes. Los «Lobkovich», opus 18, fueron los primeros cuartetos que Beethoven compuso cuando aún era joven y estilísticamente están muy cercanos al Clasicismo. El discurso es muy directo y es habitual, por ejemplo, que el primer violín toque la melodía y los otros tres se limiten a acompañarle. Pero los «Rasumovsky» son ya obras de madurez, de la segunda época de Beethoven y mucho más cercanos al Romanticismo. La melodía se distribuye entre los cuatro instrumentos y el ritmo y la armonía son muy complejos. Se trata de obras de gran envergadura, pero sigue siendo muy interesante trabajar sobre ellas desde una visión históricamente informada. El problema es que la mayoría de la gente asocia este movimiento interpretativo a la música del Barroco, a Haendel o a Vivaldi, pero con el Clasicismo o el Romanticismo el público no tiene tan claro qué es lo que podemos llegar a hacer. Estos cuartetos beethovenianos son una buena oportunidad para descubrirlo.

Parece que no se han atrevido con los últimos cuartetos de Beethoven, creaciones de cuando estaba ya completamente sordo, más abstractas y extremadamente complejas. ¿Son menos aptas para ser interpretadas sobre instrumentos de época?

Si tenemos que poner una línea divisoria al uso de instrumentos de época, ésta estaría quizá en la música de Wagner, quien aún vio estrenos suyos con violines con cuerdas de tripa y violonchelos sin pica. Por tanto, los últimos cuartetos de Beethoven podrían tocarse bajo estos parámetros. Pero lo que nosotros queríamos mostrar es el cambio en la personalidad de Beethoven y cómo se refleja en su forma de componer, y eso resulta mucho más fácil de apreciar con los cuartetos que hemos escogido. El Musika-Música es un festival popular y los cuartetos de la tercera época son bastante más duros de escuchar.

Van a tocar con Enrique Bagaria los cuartetos con piano. ¿Se puede sobrellevar el ritmo que impone el Musika-Música?

Esta es nuestra cuarta participación en el festival y es una experiencia que me encanta. He de reconocer que al principio es desconcertante, porque normalmente los músicos estamos acostumbrados a ser el centro de atención, a que todo, antes, durante y después del concierto, gire en torno a nosotros. Aquí es muy diferente: hay decenas de artistas entrando, saliendo, corriendo por los pasillos... El ritmo es frenético. Por un lado sirve para que el público conozca a muchos intérpretes nuevos, pero también es muy enriquecedor para nosotros, porque tocamos con gente nueva, un solista se suma a un grupo, hacemos contactos... Se vive una mezcla muy creativa.

¿Seguirán tocando obras de Beethoven en el futuro o es un plato especialmente cocinado para el Musika-Música?

Algunos de los cuartetos, de hecho, ya los hemos interpretado con anterioridad, y cuando tocamos los quintetos con guitarra de Boccherini solemos enfrentarlos con los «Lobkovich». Siempre es muy interesante poner en contraste lo que hacía Beethoven con lo que estaban haciendo sus contemporáneos. Por ejemplo Arriaga, a quien siempre se le ha relacionado con Mozart pero que guarda muchos aspectos en común también con Beethoven.

Hablando de Arriaga, entre sus proyectos inminentes se cuenta un disco que recoge sus tres cuartetos de cuerda.

Sí, acabamos de grabar los cuartetos de Arriaga bajo una aproximación histórica, y junto a ellos el «Tema variado en cuarteto», una pieza que escribió con 14 años y que será la primera vez que se recoge en disco. Creemos que ayudará a darle perspectiva a la figura de Arriaga, que, aunque murió muy joven, evolucionó muy rápidamente de la niñez a la adolescencia. El disco se publicará el 1 de abril, haremos una presentación en Bilbo y nuestro propósito es darle la mayor difusión posible. En eso nos ayudará mucho nuestra discográfica, Glossa, que depende de una multinacional alemana con distribución internacional. Nuestro último disco, con música del Seicento en Nápoles, recibió críticas en muchos países extranjeros y eso nos abrió las puertas a actuar en América y Asia. Espero que en breve podamos estar tocando a Arriaga por esos lugares.

¿Cuál ha sido la evolución de La Ritirata desde que usted formó el grupo en Holanda?

Tras finalizar mis estudios de violonchelo moderno fui a Amsterdam a especializarme en música antigua y allí tuve la idea de crear un grupo bajo mi dirección. Eso fue hace siete años, y en ese tiempo hemos tenido una evolución grande y vertiginosa. Hemos pasado por varias discográficas, como Verso, Arsis o Cantus, y ahora estamos en Glossa, un sello muy importante en la música antigua. También tenemos una agenda de conciertos muy apretada: después del Musika-Música nos vamos de gira por Israel y América del Sur, y al volver tenemos contratados más conciertos en Oviedo, Madrid, Sevilla y Badajoz. Es un sin parar de actuaciones que indica que el concepto del grupo está funcionando y que el gusto por la interpretación históricamente informada está más vivo que nunca. Quién lo diría, cuando estas ideas surgieron en Holanda a finales de los años 60, que hoy en día estarían tan extendidas por todo el mundo.

Treinta conciertos en la última jornada

Son cincuenta los conciertos que se han celebrado en las jornadas del viernes y el sábado, y, sin embargo, aún restan 30 conciertos más antes de la clausura del Musika-Música esta noche a las 20:30. Citas a no perderse hoy: el Chorus Musicus de Colonia con Das Neue Orchester y la «Misa en Do mayor» de Beethoven, a las 11:00; el «Concierto para piano nº4» de Beethoven con Javier Perianes al piano, a las 12:30; las «33 variaciones Diabelli», también de Beethoven, por Miguel Ituarte, a las 14:00; la «Sinfonía nº3» de Brahms, por la Orquesta de Granada y Ros Marbá, a las 19:00; y el pianista Luis Fernando Pérez junto a la Sinfonía Varsovia, con el «Emperador» de Beethoven, a las 20:30. M. C.