CARLOS GIL
ANALISTA CULTURAL Y CRÍTICO DE TEATRO

Contra las fronteras

Probablemente el enunciado inspirador de la Feria de Donostia que hoy comienza, «Fronteras», sea una manera de marcar el territorio programático de una manera destacada. La función de una feria de las artes escénicas no debe ser simplemente un servicio de puesta en encuentro de compradores y vendedores, sino de incidir en un tipo de creación que se ciña a unas coordenadas marcadas desde la organización. Atender a la producción vasca es una parte fundamental. Dar a conocer algunos destellos de otras dramaturgias, una vocación, y la necesidad de provocar un marco de reflexión sobre la propia virtualidad de las artes escénicas en la sociedad a la que se dirige, una obligación.

Contra todas las fronteras es el grito que subyace, y mirando el programa general, eso queda explícito. Y hasta en las actividades paralelas, se acerca a circunstancias, motivaciones, objetivos en donde se intentan plasmar esas otras fronteras invisibles, las que se crean desde la legislación, la repartición administrativa, y algunas mucho más graves como puede ser el género, el color de la piel, la economía y su correspondiente exclusión social o la discapacidad. Desde luego es en su programación donde se define mejor todo el fundamento ideológico, y ahí parece que se ha logrado acercar al máximo lo ideado con lo logrado.

De una oferta amplia, diversificada, muy concretada en cuatro días, con atención especial a la danza, a todos lo géneros escénicos, con estrenos absolutos, presentaciones en Europa o estrenos en Euskal Herria, repasamos aquellas obras que ya hemos tenido la oportunidad de ver. Lo hacemos por orden cronológico: «El amor después del amor», recién estrenada, un trabajo muy visual, pero con una carga importante de roces fronterizos sociales de gran impronta: el Alzheimer y el amor entre dos mujeres. Un buen trabajo de Ados Teatroa.

Uno de los grupos, en este caso un dúo, con una personalidad más marcada en sus obras, tanto en sus temas como en sus formas, «Titzina Teatro», mostrará su última obra estrenada hace unos meses en Galicia, «Distancia siete minutos», y aquí Pako Merino y Diego Lorca vuelven a situarse en una frontera narrativa que desde una aparente naturalidad nos van introduciendo en un vericueto mental de sus protagonistas para sentirnos atacados por la incertidumbre y la duda sobre el destino y la felicidad.

Vimos un pre-estreno, en su versión de calle de «Yo estuve allí... y no lo contaron como yo lo vi» de Hortzmuga, espectáculo muy mediatizado, una frontera entre la verdad y la mentira informativa. Un espectáculo dinámico, cargado de intenciones y que se ofrece en un espacio diferente, el Frontón Atano, lo que abre un nuevo marco para la exhibición de espectáculos. Asistimos al estreno en Madrid de «Nada tras la puerta» de Traspasos, un texto coral, con cinco autores, una mirada fronteriza, actual, sobre una idea de Europa que ya no existe, en donde aparece la emigración y el lugar de la mujer en este proceso.

Quisiera recomendar una obra muy peculiar, «Béisbol», escrita y dirigida por un joven autor mexicano, David Gaitán, para la «Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana, una de las instituciones públicas más veteranas, una compañía estable que nos da una lección teatral generacional, un divertido trabajo, cargado de connotaciones sobre la realidad en la que nace. Imperdible la también mexicana de Vaca 35, con su impresionante «Lo único que necesita una actriz es una gran obra y las ganas de triunfar». No es fácil calificar este especialísimo espectáculo, realmente fronterizo en cuanto a su espacialidad , se ofrecerá en el salón de actos de la Biblioteca Central y a su modelo interpretativo.