Amaia EREÑAGA DONOSTIA
Elkarrizketa
NORKA CHIAPUSO
Director artístico de Dferia

«Esta feria es como el teatro mismo, una superviviente. Ahora está viviendo su mejor momento»

No ha estado desde el principio de Dferia, la feria de teatro de sala de Euskal Herria, pero casi. En su edición número 20, que no coincide con las dos décadas de vida -sufrió un parón de seis años, tras el que se incorporó Chiapuso en 1996; luego también casi desapareció en el 2000 para cambiar a su estructura actual-, la feria pelea con la crisis, aunque Chiapuso destaca que no es un crisis creativa.

Posa en el Victoria Eugenia, mientras nos va descubriendo a los personajes pintados en su techo -está el arquitecto constructor del teatro, el botero del puerto...- después de una de las ruedas de prensa maratonianas de Dferia. Nada menos que tres horas para siete compañías, pero todas necesitan promoción y Norka Chiapuso, director artístico de este encuentro a la vez que responsable de teatro de Donostia Kultura, es consciente de ello. Cuando se le pide que recomiende algo se lanza, se entusiasma, y cita la versión rompedora de un Quevedo con mala leche de Morfeo Teatro, sorpresas como el «Cuarteto del alba» con el que se estrena como dramaturgo nuestro colaborador Carlos Gil... no se quiere dejar a nadie en el tintero.

La función de Dferia, la única feria de teatro de sala de Euskal Herria, es la de propiciar que las compañías que participan en ella vendan sus montajes. 283 profesionales, de los cuales 133 son programadores -la mayoría estatales, aunque también internacionales-, acuden a Donostia a ver, contactar y contratar en una feria que, a la vez, también está pensada para el público. Con 200.000 euros de presupuesto y la colaboración de las compañías, que van a mitad del caché, Dferia busca dar salida a un sector, que además se enfrenta no solo a la crisis, aunque «la crisis ha podido tener una parte positiva en volver al origen -reflexiona-, en no perder el norte».

La crisis lo que ha traído también es que la oferta es de montajes pequeños, más fáciles de hacer, pero que, sin embargo, igual no interesan tanto al público. ¿Hay tal vez un divorcio entre lo que se le ofrece y lo que quiere ver el público?

Uno de los problemas es que si el mercado se cae o se tambalea -y no estoy hablando solo de aquí-, a ver quién se pone a hacer un espectáculo de más de tres actores. Es imposible. Si además desde la Administración no se apoya, y lo que se está haciendo es apoyar a las grandes producciones, y si encima se sube el IVA...

La subida del IVA al 21% ha sido demoledora para el sector.

Lo peor que ha podido pasar ha sido la subida del IVA, porque de esa manera impides que el artista se defienda con el público: un 33% de lo que recaudas se va a ir en impuestos, y luego hay que pagar a autores (yo defiendo que hay que pagar a autores, pero también hay que quitarlo de la cuenta de resultados), más luego la parte de ticketing y demás... Al final, una recaudación de 10.000 euros se queda en 2.000. Y luego muchos teatros públicos están pasando a gestión privada, pero la gestión privada, a ver cómo lo digo para que nadie.... lo privado va a buscar lo que le da dinero y está muy bien, pero hay cosas que igual no dan dinero y que hay que apoyar.

Lo privado mira los números, pero cuando el Gobierno incrementa el IVA, ahoga a toda la profesión y, encima, luego no tiene conciencia de lo público porque está privatizándolo. Al final ¿qué es lo que se está haciendo? Esto está llevando a que tengamos un teatro chiquito. Aunque, si te fijas un poco, en esta feria hay gente que son locos maravillosos que se lían la manta a la cabeza: Ados plantea un espectáculo con 6 actores, Traspasos con 7-8, Aukeran tiene 19 en el escenario, Kukai 8-9...

Parece que en época de crisis, el teatro vasco le ha dado la vuelta.

Creo que nunca ha habido crisis creativa. El teatro vasco desde hace muchos años está en manos de gente con nivel y calidad. Ahora creo que estamos en un momento muy bueno, con cosas que apetece ver.

Y la danza lleva una evolución distinta al teatro: quizás es más débil, está menos subvencionada, pero ha ido creciendo y creo que ahora está en un momento increíble. Te puedo hablar de Ertza, que hizo el año pasado un espectáculo que es para quitarse el sombrero; ahora tiene una propuesta infantil con una pinta estupenda. O hablamos de Kukai, que lleva una evolución espectacular: empezaron un camino poco a poco y lo llevan sin prisa pero sin pausa. Lo mismo Aukeran, con estreno en Dferia, que tiene además tanto tirón en San Sebastián: cada vez que lo programas se monta la revolución.

¿Y lo que se hace aquí es exportable?

Claro que es exportable.

¿No mirará demasiado hacia el ombligo?

Para nada. Otra cosa es que a una gente no le interese porque se están buscado comercialidades o rentabilidad, pero ese es otro tema. Tanttaka, por ejemplo, con «Zazpi aldiz elur». Tenemos la figura de Mikel Laboa, un elenco artístico de primer nivel y a Mireia Gabilondo, que para mí es una poeta de la escena. ¿Y no van a entender el mundo de Laboa en otros lados?

¡Qué bien se lo debe de vender a los programadores!

(Risas) Es un espectáculo que va a hacerse básicamente en euskara y el que lo lleve lo llevará sobretitulado en castellano. Pero digo que tendremos que romper de una vez las barreras de los idiomas, porque el arte tiene que ser universal. Ojalá se pudieran ver espectáculos alemanes, daneses o lo que nos diera la gana con texto sobretitulado y que el público acudiera.

Hay una falta de educación del público, entre el que me incluyo.

Sí, aunque por ejemplo ahora vamos a hacer un Julio Cesar en mayo en italiano, que es maravilloso. En dferia ha habido unos coreanos con una obra sobre la explotación de 200 mujeres coreanas en la segunda Guerra Mundial por Japón que fue poesía pura e hicimos una Noche de Reyes en ruso... En Dferia, como es un festival, lo hemos hecho, pero esto habría que normalizarlo en las programaciones: traer una joyita de cualquier lugar del mundo y que la gente lo disfrutara. Para eso también se necesita sensibilizar al público y, en la medida que el público responde, las cosas no se paran.

Veo que es defensor acérrimo del apoyo público al teatro. ¿Lo sigue necesitando?

Siempre lo va a necesitar. Si quieres hablar de cosas profundas no puedes estar en manos del mercado y menos de un mercado que está dominado por los medios de comunicación, por los poderes tácticos, que lo único que le van a hacer es meter miedo a la gente en la cabeza. Hay que hacer un contrapunto y ese tiene que estar siempre apoyado.

Dferia casi desapareció en el año 2000 porque no daba los réditos esperados.

Esta feria es como el mundo del teatro mismo, es una superviviente. Creo que ahora está viviendo sus mejores momentos.

¿Igual se ha acertado con el cambio de fórmula, más de «feria» ahora?

Hay una sintonía con el sector. Se consensúa con el sector cómo hacerla. Nosotros respetamos todo lo hablado de forma que nadie se sienta traicionado, no se dan tentaciones raras... en ese sentido está muy asentada. A nivel municipal también la valoran. Yo creo que está en uno de sus mejores momentos, aunque no sea el mejor momento económico.