Mikel INSAUSTI DONOSTIA

«Dallas Buyers Club» se coló en la final de los Óscar y se hizo con tres estatuillas

A la Academia de Hollywood le gustan las transformaciones físicas, y en «Dallas Buyers Club» se han encontrado con ración doble, debido al cambio de imagen que experimentan Matthew McConaughey y Jared Leto, premiados respectivamente con el Óscar al Mejor Actor Principal y al Mejor Actor Secundario. Hubo una tercera estatuilla, que reconocía el hecho de que los maquilladores Adruitha Lee y Robin Mathews hicieron su trabajo sin apenas presupuesto.

El québécois Jean-Marc Vallée había conseguido dar el salto internacional desde su país con su cuarto largometraje «C.R.A.Z.Y.» (2005), para después rodar en Inglaterra «La reina Victoria» (2009), y, a caballo entre Montreal y París, «Café de Flore» (2011). Con su primera incursión en el cine estadounidense ha conseguido que «Dallas Buyers Club» (2013) salga oscarizada.

Pero su triunfo en Hollywood se ha debido a una producción independiente con un reducido presupuesto de 5.500.000 dólares, por lo que no son nada exageradas las declaraciones de la pareja de maquilladores formada por Adruitha Lee y Robin Mathews, al decir que habían tenido que hacer su trabajo poniendo el material poco menos que de su bolsillo. El resultado sigue siendo igual de profesional, y de ahí el merecido reconocimiento.

Sin quitar mérito al maquillaje, hay que admitir que la transformación física de Matthew McConaughey y Jared Leto se basa en los muchos kilos que ambos han perdido, forzando peligrosamente una vez más los límites de la resistencia física en nombre del arte. Su esfuerzo personal adquiere pleno sentido, teniendo en cuenta que el tema principal de «Dallas Buyers Club» es el de la salud.

Jared Leto es un actor que ha hecho del transformismo su profesión, hasta tal punto que nunca ha repetido la misma imagen en dos películas seguidas. De ahí que se sienta cómodo, en cierta medida, interpretando al travesti Ryon. Lo de Matthew McConaughey es más suicida, por así decirlo. De un tiempo a está parte ha querido dar un nuevo giro a su carrera, rompiendo a conciencia con su antigua imagen de galán. Para ello ha aceptado una serie de papeles en películas independientes, muy por debajo de lo que era su sueldo habitual dentro de la industria de Hollywood. Para él «Dallas Buyers Club» supone la culminación de tan sacrificada etapa, y nunca mejor dicho lo de sacrificada.

El éxito de la película se basa en el juego de contrastes que ofrecen sus personajes de inspiración real, con la enorme diferencia que media entre el vaquero Ron Woodroof y su glamurosa amiga Rayon. La banda sonora se encarga de asignar temas de música country (Kenny Rogers) al uno y glam-rock (Marc Bolan) al otro.

El chico de rodeo nunca hubiera imaginado que llegaría a emparajarse con alguien así, pero en los 80 el sida trastocó las cosas, obligando a superar la homofobia tan socialmente extendida, como primer paso para luchar contra la enfermedad.