Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

La familia manda

No soy nada mitómano y nunca me he interesado mucho por el mundo de las estrellas de cine, a las que me imaginó tan frívolas como piensa el común de los mortales. Por eso me gustan esas entrevistas o reportajes en los que nos sorprenden con declaraciones o gestos que indican que también pueden ser gente corriente, sometida a la presión familiar como cualquiera de nosotros.

El actor irlandés Liam Neeson acaba de dejar atónito a medio mundo al revelar las verdaderas razones por las que rechazó una oferta millonaria para ser James Bond, cuando despegaba su carrera internacional. Fue sencilla y llanamente debido a que Natasha Richardson le dijo: «si haces de James Bond no me caso contigo». Y así fue, porque se casaron y vivieron felices hasta el fallecimiento de la actriz, hace ahora cinco años. El dato es relevante, puesto que no se miente sobre algo dicho por un ser querido que ya no está.

Estoy convencido de que Natasha Richardson no hablaba solo por ella, sino en representación de toda su familia. El peso de los apellidos Richardson y Redgrave tenía que ser enorme para aquella mujer, que seguramente se sentiría depositaria de una gran tradición escénica. No es fácil ser nieta del gran Michael Redgrave, sobrina de Lynn Redgrave, hermana de Joely Richardson, hija de Vanessa Redgrave y de Tony Richardson.

Del lado interpretativo estamos hablando de tres importantes generaciones y, del cinematográfico, tener como padre al maestro número uno del free cinema inglés marca para toda la vida. Está claro que Liam Neeson fue muy consciente de la familia en la que se metía.