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Máxima tensión en Ucrania ante la amenaza de una ofensiva a gran escala

Oleksandr Turchinov anunció ayer una operación «antiterrorista» a gran escala en el este del país y dio de plazo hasta las 08.00 de hoy para que los activistas prorrusos abandonen los edificios oficiales que tienen bajo su control. Kiev volvió a culpar de esta sublevación separatista a Moscú, que dejó en manos de Occidente la responsabilidad de evitar una guerra civil. EEUU y la UE amenazaron con nuevas sanciones y el Consejo de Seguridad de la ONU se reunía a petición de Rusia.

El Gobierno de Kiev no está dispuesto a que se repita el guión de Crimea y anunciado el lanzamiento inminente de una operación militar a gran estaca si los activistas prorrusos sublevados en el este de Ucrania no abandonan los edificios institucionales que han tomado en los últimos días y entregan sus armas, al tiempo que volvió a prometer más autonomía para las esas regiones. Ayer se registraron las dos primeras víctimas mortales por disparos en Slovyansk, aunque no estaba claro quién había disparado.

El presidente interino de Ucrania, Oleksandr Turchinov, ha dado hasta las 09:00 horas locales (08:00 hora de Euskal Herria) a los manifestantes separatistas y prorrusos que depongan su actitud, ofreciéndoles a cambio una amnistía.

Su anuncio se produjo después de la fracasada operación «antiterroristas» lanzada ayer contra Slovyansk. De hecho, esa ofensiva no tuvo lugar dentro de la ciudad, donde la comisaría seguía en manos de milicianos que se hicieron con las armas allí guardadas.

Turchinov aseguró que las autoridades ucranianas han hecho todo por evitar el derramamiento de sangre, pero están dispuestas a rechazar «con las armas en la mano los intentos de invasión y desestabilización, así como las acciones terroristas».

Indicó, además, que el Gobierno de Kiev está dispuesto a «ampliar considerablemente» las facultades de los gobiernos regionales.

El Ejecutivo ucraniano volvió a acusar a los servicios de espionaje rusos de participar activamente en «la sublevación separatista» y la toma de edificios oficiales en el sureste, «con el objetivo de tomar el poder, desestabilizar la situación (...) y separar estas regiones de nuestro Estado», señaló el Ministerio de Exteriores.

La Cancillería aseguró disponer de «pruebas concretas» de la participación de los servicios especiales rusos en los sucesos que tienen lugar en varias ciudades de las regiones orientales.

Sin embargo, Rusia volvió a rechazar esas acusaciones, y se mostró indignada por la «orden criminal» de Turchinov de utilizar el Ejército para aplacar las protestas prorrusas.

«Exigimos a aquellos que derrocaron al presidente legítimo de Ucrania que cesen inmediatamente la guerra contra su propio pueblo y cumplan con sus obligaciones respecto al acuerdo del 21 de febrero (firmado por el entonces mandatario, Viktor Yanukovich, con la oposición y con la mediación de varios países europeos en medio de las protestas masivas en Kiev)», indicó el Ministerio de Exteriores en una nota.

Depende de Occidente

Según Moscú, los países europeos que apoyaron las protestas en el Maidán de Kiev, así como EEUU, «están obligados a poner bajo control a sus pupilos, a instarles a que se distancien de los neonazis y otros extremistas y a cesar el empleo de las fuerzas armadas contra el pueblo ucraniano».

También insta a que se empiece en Ucrania urgentemente «un diálogo nacional con la participación de todas las regiones».

«Precisamente, en estos momentos depende de Occidente evitar la guerra civil en Ucrania», advirtió la Cancillería rusa. que, además, pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que estaba previsto que comenzara a las 20.00 horas de ayer (02.00 en Euskal Herria).

Mientras tanto, la embajadora de EEUU en la ONU, Samantha Power, insistió ayer en que si Rusia no procura rebajar la tensión en el este de Ucrania, «habrá un aumento de las sanciones» a altos cargos rusos, tras considerar que en los movimientos prorrusos están «todos los rasgos de una implicación de Moscú» al considerar que comparten «las mismas señales de lo que vimos en Crimea».

Estimó que «es (un movimiento) profesional, coordinado, no hay nada en ello que parezca surgido de la población de base. Las fuerzas han hecho exactamente lo mismo en cada una de las seis o siete ciudades en las que han actuado. Así que ciertamente lleva impresas las señales delatoras de la implicación de Moscú».

La misma advertencia fue realizada el sábado por el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, en una llamada telefónica a su homólogo ruso, Serguei Lavrov, a quien avisó de que habrá «consecuencias adicionales si Rusia no da pasos para rebajar la tensión en el este de Ucrania y retirar sus tropas de la frontera».

Por su parte, la UE reunirá hoy a sus ministros de Exteriores para abordar mañana la posibilidad de ampliar la lista de sancionados rusos y ucranianos por la intervención de Moscú en Ucrania, y de enviar a ese país una misión europea de asesoramiento policial y jurídico.