Aritz INTXUSTA IRUÑEA
ESCÁNDALO EN LA FUNDACIÓN CAJA NAVARRA

El cuadro del despacho del director de la sede de CAN, también desaparecido

La última vez que se vio un cuadro propiedad de la Fundación CAN que hoy no consta entre sus posesiones fue en el despacho del director de la oficina central. Y otro «se perdió» en la Sala de Comisiones. Entre los 157 desaparecidos, once se guardaban en la caja fuerte.

La Fundación CAN mantuvo ayer silencio después de que Kontuz asegurara que han desaparecido 157 obras de arte que estaban en su poder. Desde CAN aseguran que no tienen constancia de que exista una lista anterior a la que ellos han publicado donde figuren más obras de arte. Sin embargo, el escándalo continúa, dado que en el documento confidencial al que este periódico ha tenido acceso se indica también el lugar donde se localizaron por última vez las obras de arte. Así, a la misteriosa desaparición de once obras de arte de la caja fuerte hay que añadir, entre otras, la de un cuadro de Iñaki Arteaga que estaba en el despacho del director de la oficina principal.

El cuadro desaparecido es un óleo que fue adquirido por 600 euros, cuyo título es «Ciga» y tiene unas dimensiones de 46x65 cm. No se ha hecho una tasación actualizada sobre cuál podría ser su valor dado que, cuando se inventarió la colección de obras que pertenecían a la Fundación, el cuadro ya no estaba.

La mayoría de las obras de valor de CAN estaban ubicadas en la «planta noble» del edificio de Carlos III, que es la cuarta. Y, en esa misma planta se ha datado otra desaparición, en este caso, de un basiano titulado «Salinas de Oro», con dimensiones de 54x56 cm. El cuadro se adquirió por 900 euros y después fue tasado en 12.000. El último lugar donde se vio esta obra de Jesús Basiano es la «Sala de Comisiones» de esa planta. GARA no ha podido verificar si esta es la misma sala donde tenían lugar las reuniones de la Junta de Entidades Fundadoras y su fantasmal Permanente, que llevó a la imputación del expresidente Miguel Sanz y la petición al Tribunal Supremo español de encausar a Yolanda Barcina.

Parece difícil que estos dos cuadros, así como los once lienzos que desaparecieron de la caja fuerte, hayan acabado en manos de Caixabank. Los cuadros propiedad de CAN que han pasado al banco catalán son aquellos que fueron adquiridos para especular.

CCAN Arte, propiedad de Caixa

En el año 2005, Caja Navarra creó una empresa llamada CCAN Arte que se dedicó a la compra de cuadros y esculturas a modo de inversión. Esta empresa se incorporó a la Corporación de CAN y, por tanto, forma parte ahora de la sociedad Criteria, donde Enrique Goñi sigue como directivo. Aunque Caixabank no ha hecho público cuáles son las obras de arte de CCAN, todo apunta a que serían de pintores de más prestigio. El número de obras propiedad de CCAN es bastante pequeño, en torno a una decena, aunque desde la entidad catalana no dan más detalles.

La desaparición de 157 obras de arte denunciada por Kontuz no reviste gravedad solo por la cuantía económica, que resulta difícil de calcular (la mitad son donaciones y de otras solo figura el precio de adquisición), sino que supone la defunción del trabajo de mecenazgo para con artistas locales realizado durante un siglo por Caja de Ahorros de Navarra y Caja Municipal de Pamplona. En concreto, el valor que consta en el listado de las 82 obras desaparecidas que no fueron donadas es de 95.482 euros.

Actualmente, en la Fundación CAN quedan tan solo ocho trabajadores y tres de ellos ni siquiera trabajan en el edificio central de la entidad. Ninguno de ellos tenía puestos de gran responsabilidad antes de la desaparición de CAN como entidad financiera. La persona que ha dirigido la fundación los últimos años ha sido Rosa Jaso, que dejó su cargo hace unos meses para regresar a Tasubinsa, donde ejercía de directiva antes de entrar en la Fundación CAN. Su nombre figura entre la lista de ejecutivos con emolumentos desorbitados de la empresa dedicada a trabajar con personas con discapacidad y sobre la que se ha abierto ahora un frente judicial, en el que Jaso, al igual que su hermano Pablo (director de Operaciones en Tasubinsa), ha tomado parte activa.

Fuentes conocedoras de los movimientos de obras de arte en CAN apuntan a Jaso como la persona que podría dar respuestas a lo ocurrido con las desapariciones, puesto que ejerció un fuerte liderazgo, gracias a su cercanía con el propio Goñi. Y, durante su mandato, hubo un «descontrol en todo».

Desde julio, la fundación se rige por un patronato que, pese a llevar poco tiempo, se han implicado mucho en el funcionamiento y se han impuesto sobre los ocho trabajadores. El responsable del patrimonio artístico sería Javier Itúrbide.