Raimundo Fitero
DE REOJO

Ellas

Vi casi entera la entrega del martes pasado de «Hable con ellas» en Telecinco, y pese a contar con la estrella mediática del momento, esa monja argentina afincada en Catalunya que a veces parece una ácrata decimonónica y otras una candidata a encabezar cualquier lista electoral, que no para de ocupar minutos televisivos y que siempre habla en titulares, a pesar de Lucía Caram, que hasta habló de sexo, digo, el programa no tiene mucha fluidez y eso se nota en la respuesta de la audiencia.

Ha perdido nada menos que cinco puntos de audiencia que se pueden explicar los las fechas en las que estamos, pero que irá perdiendo más porque no acaba de funcionar la química entre las cinco mujeres, porque se trata de un planteamiento excesivo en el que a poco que se descuiden acabará siendo como una especie de «Sálvame», un poco más fino, con un lenguaje más conciso, pero con la misma tendencia a que ellas, las conductoras se conviertan en las protagonistas y colocadas en esta tesitura, los roces van a aumentar porque no es fácil tener a cinco personas haciendo lo mismo en cada momento.

La fórmula de mujeres encabezando espectáculos nocturnos de esta índole no es nueva. Con una conductora, recordemos por ejemplo a Eva Hache, o con varias, dos o hasta tres en varios shows de la televisión norteamericana, pero aquí lo barroco es poner a cinco, un exceso, una dificultad para repartir tiempos e intenciones. Si al menos tuvieran secciones específicas mejor definidas podría cada una desarrollar su segmento, pero cuando concurren todas a la entrevista principal, entonces se arma un follón, un guirigay e incluso las intervenciones amontonadas hacen que las invitadas se corten, se despisten, no sepan a quién atender en algunos momentos.

Si se mantiene la caída de audiencia a este programa le quedan varias soluciones que empiezan por reestructurar su fórmula, ordenarla mejor, dejar mucho más claro qué papel cumple cada una de las co-presentadoras y darle otra forma para que nos interese escuchar lo que hablan Ellas, con otras o entre ellas. Le falta mucho trabajo de ajuste para que pueda sostenerse e interesar. A veces menos es más. Y este parece un caso de saturación.