Gracias a un consenso del año 525, la festividad de la Pascua de Resurrección tiene un día establecido. Este año será el próximo 20 de abril. Una fecha que resulta ser el domingo inmediatamente posterior a la primera luna llena (martes, día 15) tras el equinoccio de primavera. El día que «marca» la colocación en el calendario de la Semana Santa y que puede oscilar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.

El satélite totalmente iluminado está presente, por tanto, en todos estos períodos festivos que comenzaron siendo una celebración de carácter ancestral a la primera luna llena de primavera -un hito astronómico cuyo descubrimiento se atribuye a los primeros nómadas- y que la Iglesia, con el tiempo, incorporó a su liturgia.

Algo que este año incluía un eclipse con tintes rojizos y que se repetirá hasta tres veces más (el 8 de octubre de este año, así como el 4 de abril y el 28 de octubre de 2.015). Toda una serie de lunas coloradas, llamada Tétrada, que sólo pueden observarse desde algunos lugares (desde aquellos de donde se ve al satélite escondido en la sombra que la Tierra «proyecta» en el espacio).

Si quisiéramos hacer caso al refranero popular marinero, deberíamos pensar en que dicho color (y sus gamas más rojizas o amarillentas) anuncia un empeoramiento de tiempo: «Luna al salir colorada, anuncia que habrá ventada», «Luna amarilla o rojiza, que lloverá profetiza», «Luna amarilla y aguada pronostica una mojada» ...

Lo cierto es que hay quien afirma que la colocación de la Semana Santa en estas fechas, relacionada con el cambio de luna, se hizo porque estaban asociadas a mal tiempo, lo que invita al «recogimiento». En cualquier caso, se trata de una época del año en que la atmósfera acostumbra a estar particularmente inestable y cambiante.

Este año ha comenzado dándonos un respiro. Sin embargo, parece que a partir de mañana se va a producir una entrada de aire del norte, más húmedo y frío, que empezaría estropeando el tiempo en el cuadrante noroeste peninsular y que, de cara al domingo y el lunes, pasaría a afectar al resto del Cantábrico.