Antonio Alvarez-Solís
Kazetaria
AZKEN PUNTUA

La invasión

El hecho de que Rusia tenga tropas en su frontera ha llevado al Sr. Obama a invadir Polonia. Alemania ha quedado aíslada del este. Me pregunto si la operación bélica de Washington tiene por objeto amedrentar a Moscú o amenazar a Alemania, que no se resigna a someter su existencia al imperio americano. Europa sabe por fin que es un territorio colonial. Inglaterra no existe, Francia se ha quedado sin voz para la marsellesa y entrega su gobierno a inmigrantes, Italia juega con niños precoces en la cumbre, los demás son tropa. Estados Unidos ha dado el zapatazo y prescinde incluso del disfraz de la OTAN a fin de asentar ya su ejército en la frontera rusa.

Se ha acabado el emburrio de la ONU y de la OTAN para pasar al bilateralismo. La pieza fundamental en el ajedrez de Obama es Polonia, la nación siempre a medio camino de dejar de serlo, que devuelve unas históricas bofetadas a Rusia, a Alemania, a los eslavos de un sur difuso y confuso. Es la hora de que Varsovia celebre una gran misa en honor de Juan Pablo II, el papa a quien hizo santo un trabajador de los astilleros de Dans.

La barbarie ha desembarcado sus ejércitos, ya sin rebozo alguno, en una Europa que pertenecía desde hace años a la Reserva Federal. Ahora ya no hay nada que mentir. Rusia y Estados Unidos ya tienen una frontera común. Millones de estúpidos europeos celebran su propia muerte. El siniestro espíritu de Kissinger ha vuelto para decir a los líderes europeos -¿verdad Sra. Merkel?- algo equivalente a la frase con que sentenció a Aldo Moro, que quería pactar una Italia cristiana con los comunistas: «No olvide usted como acabó el Sr. Allende». Y Aldo Moro fue asesinado. EEUU ya había desembarcado en Europa.