Los buzos recuperaron ayer 19 cuerpos del ferri hundido el pasado miércoles en las costas meridionales de Corea del Sur con 476 personas a bordo, la mayoría estudiantes mientras los familiares de las víctimas se exasperan por la lentitud de la operación. Han sido necesarios tres días para que los 500 buzos que luchan contra fuertes corrientes y una visibilidad casi nula puedan comenzar a recuperar los cuerpos de los restos del naufragio, permitiendo que comiencen las largas y dolorosas pruebas de identificación. El balance provisional de la tragedia se elevaba ayer a 58 muertos y 244 personas desaparecidas, aunque ya prácticamente sin esperanza de que hayan sobrevivido.

Los cuerpos fueron colocados en tiendas en el puerto de la isla de Jindo, cerca del lugar del accidente, donde los familiares se alojan en un gimnasio.

Algunos expresaron su cólera cuando se les pidió muestras de saliva para realizar los test de ADN. «Pedimos que salven a nuestros niños. No piensen en test de ADN», protestaba Chung Hye-Sook, madre de uno de los estudiantes desaparecidos. «El Gobierno es el asesino», gritaban padres de los jóvenes durante una improvisada protesta.