EDITORIALA
EDITORIALA

La soberanía ucraniana no la respeta nadie

La escalada verbal y militar que se está viviendo en el este de Ucrania ha logrado que desde todas las partes en conflicto -limitarla a dos sería ingenuo- se advierta de la posibilidad de una guerra convencional, lo que supondría un salto cualitativo respecto a la situación actual, con una confrontación más latente que abierta aunque con episodios sangrientos. El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, sostuvo ayer que Rusia quiere iniciar una guerra mundial, cosa que evidentemente no ocurrirá, pero un contencioso de carácter local o regional sería igualmente grave, y el propio Yatseniuk y quienes lo han aupado al poder tienen una importante responsabilidad en el hecho de que esa opción haya cobrado forma.

De momento asistimos a una sucesión de bravatas, como el anuncio de un cerco a Slaviansk por parte de tropas de asalto o las maniobras del Ejército ruso en la frontera, salpicadas por incidentes que pretenden obligar al contrario a dar un paso que probablemente ninguno quiera dar. Y es que una guerra, además del coste humano que algunos pronto amortizan, acarrearía perjuicios en todas las direcciones. Ucrania quedaría virtualmente partida en dos, con sendos protectorados al este y al oeste, y las autoridades rusas saben por su parte que ir más allá del río Don acabaría afectando a su economía de forma muy importante. Europa es demasiado dependiente del gas ruso como para entrar en una confrontación total con Moscú, mientras que Estados Unidos aspiraba a mandar sobre Kiev, pero no a abrir un flanco de incierto desenlace y que tampoco beneficia a su incipiente recuperación económica.

En Ucrania todos tienen un objetivo, pero probablemente nadie está en disposición de alcanzarlo sin pagar un precio demasiado alto. Por eso, sería un ejercicio más provechoso ir destensionando la situación en vez de protagonizar bravuconadas militares o amenazas de sanciones. Lo que no es de recibo es que Occidente exija a Rusia que respete la soberanía ucraniana cuando esa soberanía no ha sido respetada por nadie, empezando por quienes han alentado y legitimado el golpe de estado que está en el origen de esta crisis.