Natxo MATXIN
Descenso de Osasuna

Accidentada caída rojilla a Segunda dos décadas después

Como en 1994, Osasuna volvió a confirmar un nuevo descenso a Segunda tras otras catorce campañas al más alto nivel. Lo deportivo quedó en un segundo plano en el minuto 12, coincidiendo con el 1-0, cuando se desplomó una valla en Graderío Sur y se produjo una caída masiva de hinchas, que acabó con heridos por fracturas -una abierta de fémur- y contusiones.

OSASUNA 2

BETIS 1

La tragedia estuvo muy presente ayer en El Sadar, en lo humano y en lo deportivo. Pese a ganar al Betis, Osasuna bajó a los infiernos al no darse los resultados favorables de otros rivales -ganaron Granada y Getafe, y empató el Almería-, pero la cosa pudo ser peor si la avalancha de público que se produjo tras el gol de Oriol Riera hubiese acabado en un episodio que desgraciadamente ya se ha vivido en otros estadios de fútbol.

El 18 de mayo de 2014 -se repite la historia dos décadas después- pasará a la historia rojilla como una de esas fechas a olvidar, una jornada negra en la trayectoria del club navarro, pero ganada a pulso por un último tramo liguero nefasto. Diez escasos puntos de 39 posibles, amén de solo seis victorias caseras en toda una temporada es un bagaje lo suficientemente paupérrimo como para que el cántaro por fin se haya acabado rompiendo tras sucesivos viajes a la fuente de los infiernos durante las últimas campañas.

La diferencia con respecto a esos otros complicados ejercicios es que por aquel entonces la escuadra navarra supo reaccionar a tiempo y esta vez se han ido dejando escapar ocasiones que ya no volverán. Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid y, con mayor amargura, Celta, son demasiados trenes que se marcharon cargados de puntos de un Sadar al que cada vez era más tópico equipararlo con el adjetivo de inexpugnable.

Ni un minuto salvados

Solo en el último tramo de la frenética jornada vespertina se atisbó un rayo de luz para que el milagro se obrase una vez más. Con Osasuna por delante en el electrónico -no sin sus consiguientes apuros para mantener la ventaja, una tónica casera que se ha mantenido durante todo este año-, el Rayo estuvo rozando la remontada en los últimos minutos de su partido contra el Getafe e incluso se llegó a cantar un sonoro gol en las gradas del estadio iruindarra cuando las ondas relataron una segunda diana vallecana, pero el tanto que hubiera mantenido a Osasuna en Primera acabó siendo anulado y el portero azulón Julio César finalizó firmando un paradón en los estertores del envite, que acabó ganando el Getafe desde los once metros.

Perdida la esperanza en la carambola mágica, la actitud de la afición volvió a dejar patente que está incluso por encima de la institución. Aunque también pudieron escucharse más de una protesta y silbidos, lógicos por otra parte, la gran mayoría del graderío no dejó de animar a los suyos, derrumbados sobre el césped, en un gesto que honra a una hinchada fiel, que sabrá estar a la altura de las circunstancias poniendo su granito de arena para que el equipo regrese a la máxima categoría.

Ahora toca analizar y aprender de los errores. El presidente, Miguel Archanco, habló de dos alternativas: formar un equipo para regresar cuanto antes a la élite o ir preparando un bloque asentado sobre la cantera que, a medio plazo, devuelva a Osasuna el brillo ahora perdido, en lo que parece una mayor preferencia hacia esta segunda opción. Ello requerirá de paciencia, pero, más tarde o más temprano, la Plaza del Castillo volverá a engalanarse para disfrutar de otro ascenso. Ya falta menos.

Cuatro traslados hospitalarios -un herido grave por contusión pulmonar y dos por fracturas-, además de una cuarentena de contusionados leves fue el balance final de una jornada que culminó con un descenso deportivo más que merecido. 10 puntos de 39 posibles en el último tramo liguero, además de solo seis victorias caseras en toda la temporada, es un bagaje tan raquítico y una remora tan pesada como para no pensar en otra cosa que en Segunda.

De hecho, Osasuna en ningún momento de la tarde estuvo salvado, ya que aunque encarriló muy pronto su choque frente a los béticos -sin llegar al primer cuarto de hora llevaba ya doble ventaja-, los resultados del resto de adversarios no acompañaron en ningún momento.

«Fuimos bajando el nivel y es fruto de partidos anteriores»

Desolado por el descenso, un Javi Gracia con semblante serio y triste reconoció que a esta situación «no se ha llegado en el partido de hoy, sino en los anteriores porque no hemos sido capaces de sumar cuando estábamos muy cerca para llegar más desahogados al final».

El técnico iruindarra, que declinó hablar sobre si continuará en el banquillo osasunista la próxima campaña, admitió que «no hemos estado a nuestro nivel para evitar bajar, no tenemos muchas más virtudes, calidad o capacidades que otros, pero ellos han ido acercándose y nosotros empeorando el rendimiento», indicó.

«No tengo palabras para expresar lo que siento, el hecho de que la gente haya estado esperando para aplaudir al equipo...», concluyó un Gracia que acabó casi con lágrimas en los ojos. N.M.

«No sabía que el destino me reservaba este final tan cruel»

No fue la despedida que se merecía un referente del osasunismo como Patxi Puñal, pero el fútbol es así de ingrato en algunas ocasiones. «Mi carrera no ha sido sencilla, pero no sabía que el destino me reservaba este final tan cruel», acertó a decir el capitán rojillo.

Coreado su cántico de guerra durante varias fases del partido -«No podrán parar a Patxi Puñal»-, además de a la finalización del mismo y cuando se metió en el autobús, el centrocampista uhartearra no pudo sino transmitir palabras de agradecimiento hacia una afición que le ha querido como estandarte que ha sido del vestuario durante muchas temporadas. «Me voy dolido y decepcionado por el descenso, pero de lo que no me cabía ninguna duda es de que mi gente iba a estar ahí, estoy muy orgulloso de ellos», se sinceró.

Interpelado sobre el hueco que va a dejar en la escuadra navarra, Puñal señaló que «siempre han aparecido otros que, quizás estaban en la sombra, pero recogen el testigo. Seguro que tomarán el relevo y se pondrán a la cabeza para tirar del equipo», afirmó con convicción. N.M.