Joseba VIVANCO
Mundial de Brasil 2014 | La pelota no dobla

Héroes de otra pasta

Bielsa dejaba viudas allí donde entrenaba, cuenta la leyenda que le persigue. El Mundial de Brasil también. Nos deja viudos de futbolistas como el hoplita Karagounis, quien tras ser apeada su Grecia abandona la selección después de 139 partidos desde que debutara en 1999. Entre peinados que debieran ser sancionados por la FIFA con más castigo que el `menú degustación' de Luis Suárez, entre selecciones que rezan y lloran más que juegan, entre deidades con más tatuajes que el líder de los `Ángeles del Infierno', entre Balones de Oro desinflados, entre goleadores imberbes que apenas empiezan a soltarse de la mano o millonarios prematuros que se van a casa antes de tiempo, el fútbol en este Mundial aun nos regala futbolistas que todavía portan con orgullo el pelo en el pecho, salidos del mismo Argos, como Karagounis. Jugadores que como el holandés Dirk Kuyt, un estajanovista de la profesión, a sus 33 años y con más grados en el ambiente que su edad, son capaces de hacer saltar el cuentakilómetros en un partido memorable -dicen que todavía sigue corriendo- y solidaridad con el grupo, sea en el carril derecho o en el izquierdo. Nuevos héroes como Keylor Navas, testigo protegido del legado dejado por Gabelo Conejo, que contabiliza ya 14 paradas de 16 disparos a bocajarro con los que le han fusilado en este Mundial. Piernas anestesiadas por el dolor como la del Pitbull chileno Gary Medel, que corrió diez kilómetros con un desgarro de ocho milímetros hasta que las lágrimas le dijeron basta, pero al que más le dolió la eliminación de su `Roja'. Irrepetibles `cerebros' como el vendimiador Andrea Pirlo, la elegancia made in Italy como estandarte, del que saboreamos cada golpeo suyo como si fuera un gran reserva. Beckenbauer dijo una vez: «Historia es aquella cosa que hace que en el momento complicado usted no dé el ciento por ciento, sino el 120». Como ellos.