Jose Angel Oria
República centroafricana

Oasis de diálogo en un conflicto por intereses disfrazado de lucha religiosa

Miembros y colaboradores de la Fundación Bangassou explicaron ayer en Donostia que la situación de caos y guerra que vive la República Centroafricana (RCA) no tiene raíces étnicas ni religiosas, ya que se trata de un «enfrentamiento por intereses» que tiene mucho que ver con los recursos naturales del país, enorme pero despoblado.

Son los intereses económicos de las potencias occidentales, y últimamente también de China, los que han llevado a la RCA a su situación actual, que algunos observadores comparan ya con la que se daba en Ruanda antes del genocidio de 1994. «Nosotros somos de algún modo cómplices», declaró María Jesús Balbás, colaboradora de la Fundación Bangassou, en una rueda de prensa ofrecida en la Policlínica.

El acto fue convocado para «agradecer el apoyo incondicional de las instituciones sanitarias guipuzcoanas como el Hospital Universitario Donostia, Onkologikoa y Policlínica Gipuzkoa». El cordobés Juan José Aguirre es actualmente el obispo católico de Bangassou, un territorio de una «superficie similar a Andalucía», pero con muy poca población y grandes recursos naturales. «Gracias a la labor del obispo, en la zona de Bangassou han podido conservar gran parte de la dotación realizada por los hospitales guipuzcoanos», explicaron.

Con Aguirre al frente y la ayuda internacional, los habitantes de Bangassou han podido dotarse durante estos años de modestos pero dignos equipamientos que ayudan a mejorar el día a día de la gente. La colaboradora Arantxa Urreizti explicó sus vivencias durante los cuatro meses que permaneció en el lugar, en el transcurso de los cuales pudieron montar una farmacia. «Todo lo que llega allí se usa al 100%, gracias en parte a la extraordinaria personalidad de Juanjo», manifestó Urreizti. Añadió que el lugar fue saqueado por milicias armadas, pero solo se llevaron los objetos más fácilmente transportables.

Instalados en avionetas

Berta Mendiguren se apoyó en datos, imágenes y gráficos para explicar la situación de la RCA. Vive en el país desde 2010, casada con un farmacéutico centroafricano. Destacó que Bangassou es hoy una realidad muy distinta a la que presenta el resto del país.

Un dato ilustra perfectamente la situación en la RCA: de los 4,6 millones de habitantes del país, para una superficie algo menor que la del Estado francés, 2,5 millones (más del 50%) requieren asistencia y unos 524.000 han tenido que huir de sus hogares. Más de 100.000 han logrado llegar a los campamentos de refugiados habilitados por el Acnur en la frontera de Camerún. Ello hace que el país ofrezca imágenes tan chocantes como las familias que viven en avionetas en el aeropuerto de la capital.

Si todo el país se ve sacudido por los choques y masacres protagonizados por los milicianos de Seleka y los «antibalaka», Bangassou sufre, además, las incursiones del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, una organización con fines cristianos extremistas nacida en Uganda y liderada por Joseph Kony).

El arzobispo y el imán

Mendiguren recordó que la RCA figura en la cola de todas las estadísticas de desarrollo humano y que su situación empeora desde el último golpe de Estado, uno más de los muchos que ha sufrido el país. Se mostró crítica con las respuestas militares que se han dado para tratar de revertir la situación y recordó que conviven en el país cerca de 100 etnias distintas. «Es el peor sitio para montar una empresa», afirmó.

Si bien se presenta el conflicto de la RCA como una pugna entre etnias o entre religiones, la doctora Mendiguren declaró de modo categórico que se trata de «un enfrentamiento por intereses». Para desmontar la idea de una lucha interreligiosa, explicó que el imán Omar Kobine Layama vive escondido en el arzobispado, protegido por Dieudonne Nzapalainga: el líder católico protege al líder musulmán.

Aguirre, cuyo libro «Soy la voz de mi pueblo» fue presentado en el acto de ayer, promueve el diálogo entre las religiones, además de impulsar el desarrollo de la comunidad. El propio obispo escribió recientemente que «800 mujeres de todas las confesiones, musulmanas incluidas, han rezado por la paz en la catedral de Bangassou, algo impensable en otras zonas del país».

El cámara Alfredo Torrescalles presentó un documental sobre los centroafricanos refugiados en Camerún. Además de relatar las masacres sufridas y el dolor acumulado, algunas de las víctimas del conflicto ofrecen un discurso basado en el odio al diferente que augura nuevos episodios de violencia. En Bambari, a unos 200 kilómetros de Bangassou, 12.000 personas han llegado a la catedral en busca de refugio, huyendo de las milicias. El oasis, otra vez en peligro.