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El Instituto Geológico y Minero admite el peligro de radiactividad en el fracking

El Instituto Geológico y Minero, organismo oficial dependiente del Gobierno español, señala que el fracking puede producir radiactividad en las aguas, contaminación de acuíferos y atmósfera, así como sismicidad inducida. El informe es de enero, pero ha sido desvelado ahora por IU.

De los peligros que representa la fractura hidráulica para la extracción de gas del subsuelo existen sobrados documentos técnicos, a los que periódicamente se suman nuevas voces, análisis de expertos... La sola descripción del sistema de explotación, que funciona con la inyección a alta presión de una mezcla de agua, arena y productos químicos para fracturar la roca y sacar el gas a la superficie, evidencia la agresividad de la técnica, sin necesidad de conocimientos técnicos añadidos. Pero la última advertencia sobre los efectos del fracking impacta especialmente, porque proviene del IGME (Instituto Geológico y Minero de España), un organismo técnico oficial adscrito al Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno español, que advierte al fin de que el fracking puede contaminar acuíferos y atmósfera, generar radiactividad y sismicidad inducida

El otro detalle que no ha pasado desapercibido al movimiento contra el fracking en todo el Estado español es que el citado informe existe desde enero, pero no se ha conocido hasta este verano. «Recomendaciones ambientales en relación con las medidas preventivas y correctoras a considerar en proyectos relacionados con la exploración y explotación de hidrocarburos mediante técnicas de fractura hidráulica» es el título con el que se ha publicado el citado documento, «pagado con dinero público» pero no publicado por ningún departamento del Ejecutivo «porque no interesa», según denunció recientemente Adolfo Barrena, coordinador de IU en Aragón, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.

Según las mismas fuentes, a finales de julio el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, reconoció la existencia de un documento del IGME que estudia el ministerio. IU precisó, por su parte, que el citado informe, de 85 páginas, es exhaustivo y alerta sobre la liberación de sustancias radiactivas como radón o uranio. Calificó las conclusiones de «tremendas», tratándose además de un organismo técnico oficial y denunció el «ocultismo y secretismo» con el que está actuando el Gobierno de Madrid.

Según detalla Barrena, el agua que no sale a superficie contamina los acuíferos y el 80% de los proyectos de fraccionamiento hidráulico están sobre corrientes subterráneas. Destaca que el instituto geológico hace constar la alerta sobre la aparición de tóxicos en el agua utilizada y que, tras volver a la superficie, contamina el territorio, con los consiguientes problemas para las personas, para la biodiversidad y para actividades como agricultura y ganadería.

Un informe sin rigor, para Lakua

Más indignación ha producido entre los detractores del fracking en Euskal Herria la lectura que hizo del informe la consejera de Desarrollo Económico, Arantza Tapia, en respuesta a una pregunta formulada por EH Bildu tras conocerse la opinión del IGME. Según informó Europa Press, Tapia no cree que sea necesario revisar los proyectos de fracking en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, porque el documento, que ya conocía, carece del «rigor requerido». La consejera consideró que si bien algunos datos y valoraciones que contiene provienen de círculos académicos prestigiosos, «adolecen de enfoque real y actual de la fracturación hidáulica». Considera Tapia que las recomendaciones «son correctas y adecuadas» y agrega que «coinciden sustancialmente con las medidas previstas por SHESA (Sociedad de Hidrocarburos de Euskadi)», ente que promueve la exploración en los tres herrialdes.

Fuentes de las plataformas contra el fracking consultadas por GARA ven clarificadoras las palabras de Tapia, en la medida que aportan luz sobre la apuesta de Lakua por allanar el camino a la exploración de la técnica, aunque no se exprese abiertamente a favor del fracking. En referencia al documento, manifiestan que comparten el diagnóstico, aunque llaman la atención sobre el hecho de que pese a la gravedad de los peligros señalados no se prohíba esta técnica.