Ainara LERTXUNDI

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo halla a su nieto 36 años después

Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron ayer el hallazgo del nieto de su presidenta, Estela de Carlotto, tras las correspondientes pruebas genéticas. «Estamos felices y conmovidos», afirmó Remo Carlotto, hijo de Estela y tío de Guido. La historia es especialmente simbólica.

«Hoy cumples 33 años. La edad de Cristo como decimos las viejas. Con esta inspiración pienso en los Herodes que `te mataron' en el momento de nacer al borrar tu nombre, tu historia, tus padres. Laura (María), tu madre, estará llorando en este día y desde una estrella esperará tu resurrección a la verdadera vida, con tu real identidad, recuperando tu libertad, rompiendo las rejas que te oprimen. Querido nieto, ¡qué no daría para que te materialices en las mismas calles en las que te busco desde siempre, qué no daría por darte este amor que me ahoga por tantos años de guardártelo!». Lo escribió el 26 de junio de 2011 Estella de Carlotto en una carta publicada por el rotativo argentino «Página 12».

Ahora, a sus 83 años y tras 36 años de búsqueda, la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo podrá cumplir su mayor anhelo: abrazar a su nieto Guido, aquel recién nacido que le fue arrebatado a su madre y en cuyos brazos, según testimonios de detenidos-desaparecidos, solo le permitieron estar cinco horas.

Laura Carlotto, la mayor de los cuatro hijos del matrimonio, desapareció el 26 de noviembre de 1977. Estaba embarazada de dos meses y medio. Fue llevada al centro clandestino de detención conocido como La Cacha. Estela de Carlotto removió cielo y tierra para conocer su paradero, llegando incluso a entrevistarse con el general Reinaldo Bignone, máximo responsable de la Junta Militar entre 1982 y 1983. En realidad, lo hizo en dos ocasiones. La primera, cuando aún Laura no había sido secuestrada, para interceder por la libertad de su esposo, que pasó 25 días desaparecido. La segunda, para pedir por su hija y su nieto.

«Cuando le pedí por la vida de Laura -le pedí que no la mataran, que si para ellos había cometido un delito, fuera juzgada, que nosotros, sus padres, la íbamos a esperar-, se enojó aún más y me dijo que no iban a cometer el mismo error que en Uruguay. Me contó que había visitado las cárceles donde estaban los tupamaros y que, pese a estar en prisión, se habían fortalecido en sus convicciones. `Señora, acá en Argentina no queremos que pase eso. Entonces, hay que hacerlo', me dijo. `No me la maten', le respondí. `Señora, hay que hacerlo', repitió él. En ese momento, pensé que Laura ya había sido asesinada. Le pedí por su cuerpo porque no quería enloquecer buscando en los cementerios y en las tumbas anónimas», recordaba Carlotto en la entrevista concedida a GARA en enero de 2012.

Meses después de aquel encuentro, una ex detenida desaparecida se acercó temerosa a su esposo para contarle que había estado detenida con Laura, que el embarazo, entonces de seis meses y medio, transcurría bien y que el bebé nacería en el mes de julio. El cadáver de Laura les fue entregado el 25 de agosto de 1978. Su vientre estaba acribillado a balazos.

36 años después, Guido, tal y como sus padres querían llamarlo, ha conocido su verdadera identidad tras mostrar sus dudas y realizarse los análisis. «Estamos ansiosos de conocerlo y que se encuentre con la historia que le pertenece», señaló su tío y diputado, Remo Carlotto.