Beñat ZALDUA

Mas cierra el curso político con todas las interrogantes abiertas para el otoño

«No hay plan B, el único plan es votar y es un plan con varias fases, ahora estamos en la de la consulta del 9 de noviembre y si no podemos hacerla, entraremos en otra fase».

Fue lo más lejos que, de manera explícita, el president de la Generalitat, Artur Mas, quiso ir ayer en la rueda de prensa en la que repasó las principales actuaciones del Govern a lo largo de los últimos meses.

En el terreno de lo implícito, sin embargo, Mas dejó mensajes que darán pie a diversas interpretaciones en los próximos días. Preguntado insistentemente sobre el escenario que se abriría si el Estado prohibiese la consulta, Mas reivindicó que «la primera legalidad la da el Parlament, que aprobará la ley de consultas, por lo que yo convocaré la consulta legalmente». Otra cosa, por lo tanto será lo que haga el Estado: «La consulta solo será ilegal si ellos la hacen ilegal».

Mas también también subrayó las tres premisas sobre las actuará en los próximos meses, «democracia, leyes y diálogo», en contraposición al «ley y diálogo» que se reivindica desde Madrid. «Estamos en un estado de derecho fundamentado en la democracia y las leyes deben ir acompasadas a la evolución natural de la opinión pública», añadió.

Cumpliendo esas tres premisas, y «siempre que haya una amplia mayoría social y el consenso político suficiente», Mas ratificó su compromiso con consultar a los catalanes sobre su futuro político.

Eso sí, dejó en el aire si sería a través de una consulta ilegalizada por el Estado o a través de unas elecciones plebiscitarias, posibilidad a la que en el pasado se ha referido en numerosas ocasiones.

Efecto del «caso Pujol»

En cualquier caso, Mas ayer no quiso descartar un adelanto electoral, algo que había rechazado en ocasiones anteriores: «No se pueden confundir los deseos con la realidad, y ahora no sabemos cuál será la realidad de aquí unos meses, así que tomaremos las decisiones en función de lo que vaya pasando».

El president también tuvo que contestar a la gran pregunta de los últimos días: ¿Afectará la confesión de fraude fiscal del expresident Jordi Pujol al proceso? «No lo sé y no creo que nadie lo sepa», respondió Mas, quien añadió que espera que no afloren nuevos casos de corrupción, tal como sugirió por la mañana el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso -preguntado sobre si se siente investigado, el president respondió con un elocuente «permítanme que me muerda la lengua»-.

Sin muchas ganas de hablar sobre el escándalo de su predecesor en CiU, Mas finalizó señalando que «lo importante es que, en este momento, Catalunya debe demostrar su fortaleza psicológica». «Si no acabaremos agachando la cabeza», añadió Mas, quien aprovechó para repetir lo que ya dijo allá por 2012: «Nada será fácil, pero todo es posible».