Mikel INSAUSTI DONOSTIA
Udate

Richard Linklater revoluciona la narrativa cronológica con la realista «Boyhood»

Richard Linklater ha acabado de una vez por todas con el acartonado cine que sigue utilizando el maquillaje para envejecer a los personajes de las historias que transcurren en distintas etapas de su vida. La revolucionaria y expeditiva solución ha consistido en filmar el crecimiento de un mismo actor desde los 6 años de edad hasta a los 18, lo que equivale a 12 pacientes años de rodaje, manteniendo durante ese tiempo a todo el equipo unido y entregado a la causa.

El riesgo y la experimentación cuando resultan revolucionarios merecen tener su reconocimiento, y tanto la crítica como el público están respondiendo a la innovadora propuesta cinematográfica de Richard Linklater, que cambiará la concepción de este arte para siempre. «Boyhood» es una laboriosa y compleja creación que ha mantenido unido al mismo equipo de rodaje durante doce largos años. El coste humano ha sido alto, pero el material muy bajo, ya que el presupuesto final ha sido de 2.400.000 dólares. Solo en la taquilla estadounidense la película lleva recaudados más de 20 millones, a los que habrá que sumar el total internacional.

Para quienes no soportamos a los actores y actrices que van envejeciendo en pantalla a base de capas y capas de maquillaje, la realista y sencilla solución aportada por Richard Linklater supone un gran alivio, pues se trata de seguir el crecimiento, año a año, de un mismo actor.

Una vida en tres horas

Linklater escogió para su experimento al niño Ellar Coltrane cuando tenía seis años. Se la jugó, porque no podía saber cómo iba a desarrollar su capacidad para la interpretación, o si se iba a cansar de ponerse cada verano ante las cámaras, y así hasta cumplir los dieciocho. El resultado es impresionante, de verdadero vértigo para el espectador, porque se tiene en el cine la sensación de estar asistiendo a la evolución vital de una persona, por primera vez paso a paso. Así vemos cómo Ellar va madurando como actor, a la vez que Mason, nombre de su personaje en la ficción, se hace también mayor.

Es muy emocionante, y gracias a que todo encaja. El protagonista no está aislado en su proceso de madurez, sino que cuenta con una familia, para lo que Linklater colocó como hermana a su hija Lorelei, de gran parecido con el cineasta. Los padres, claro está, no cambian tanto. Ethan Hawke siempre se ha conservado bien, y Patricia Arquette tiene un tipo de presencia más reflexiva a la hora de analizar el movido tipo de vida estadounidense.

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