P .I. IRUÑEA
Elkarrizketa
Mikel SANTOS «Belatz»
Dibujante

«El taller de cómic permitió a los presos que una parte de ellos saliera fuera de la cárcel»

El dibujante iruindarra Belatz impartió un taller de cómic en la cárcel de Iruñea y las historietas que han escrito los presos y presas están ahora expuestas en la Ciudadela, en el marco del V Salón del Cómic de Nafarroa. Una actividad que ha permitido a los reclusos evadirse durante algunas horas de sus celdas.

El taller de cómic impartido por Belatz se ha convertido para los reclusos en una forma de romper la incomunicación con el exterior.

¿Cómo afrontó la idea de «entrar en la cárcel»?

La primera reacción al oír esa palabra, cárcel, fue de sorpresa, y de miedo. Me vinieron a la mente mil clichés, pero lo segundo y casi inmediato fue un sí rotundo e incondicional. Después, cuando llegó el día de entrar, los nervios se pasaron por completo y llegó la ansiedad. Suena raro, pero quería entrar a la cárcel cuanto antes.

¿Y cómo le recibieron allí?

Todos los participantes eran personas que no estaban habituadas al cómic, los que se apuntaron al taller lo hicieron porque son los que en la cárcel se apuntan a todo, y el primer día yo veía en sus caras que se veían desubicados. Pero en cuanto empecé a mostrarles cómics, a enseñarles algunos trucos y que tampoco importaba tanto saber dibujar como contar una historia, perdieron el miedo, se relajaron y se dieron cuenta de que se iban a divertir... Lo que no sabían era que con sus trabajos se iba a hacer una exposición. Yo les comenté que la iban a ver miles de personas y al principio se quedaron callados, pero pronto se sintieron importantes, valorados por una parte, y por otra comprendieron que era una oportunidad para que una parte de ellos, de algún modo, saliera fuera de la cárcel.

El taller fue entonces para ellos casi como una evasión...

Sí, vieron en el cómic una manera de inventar historias que les podían trasladar fuera de la celda. La mayoría, eso sí, han hecho historietas de lo que es el día a día para ellos, por qué están ahí, pero también hay otros temas, historias de amor... En eso han tenido total libertad. Ya que estaban privados de ella yo planteé que en ese aspecto sí la tuvieran...

¿Y cree que ahora seguirán dibujando, contando otras historias?

Yo siempre he impartido talleres en centros cívicos, a los que se apunta gente que tiene un interés específico en esa actividad; en este caso los presos se apuntaban solo por romper la rutina, pero también es cierto que quienes están fuera tienen muchos más estímulos, las redes sociales, quedar con alguien, que pueden despistarles. Sin embargo, para un preso que está privado de todo eso un cómic puede convertirse en una comunicación con el exterior, así que creo que el gusanillo que les haya podido despertar les seguirá picando.

En ese sentido, ¿cuál es el papel o la función de la exposición para los receptores de esa comunicación?

La exposición sirve de vínculo entre la cárcel y el exterior. Se puede establecer una empatía entre el dibujante y quien lee el cómic sabiendo que quien lo ha escrito está preso. En ese sentido, la exposición es positiva para ambos, para el lector y para el propio creador.

Yo ahora lo que quiero es que esa exposición entre en la cárcel, porque ellos, es triste, pero no han visto su propio trabajo expuesto. Así que estoy deseando volver dentro, siempre como profesor, eso sí, ja, ja, y que mis alumnos me cuenten qué han hecho, si han seguido dibujando, contando historias...