EDITORIALA
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Decisiones «sensatas» ante las elecciones

Alberto Ruiz-Gallardón aseguró en julio que antes del otoño se aprobaría su proyecto de ley del aborto. La semana pasada, a escasos días del final del verano, avanzó la intención del Gobierno español de retrasar esa reforma por la necesidad de centrar todos sus esfuerzos en la respuesta al «desafío soberanista» de Catalunya. Ayer, primer día de otoño, dimitió de su cargo de ministro de Justicia, poco después de que el presidente español, Mariano Rajoy, confirmara la retirada del anteproyecto de reforma de la Ley del Aborto porque no cuenta con el consenso suficiente para sacarlo adelante.

La falta de consenso no parece un argumento convincente en boca de Rajoy, cuyo Gobierno ha aprobado decretos y su grupo parlamentario leyes frente a la abrumadora oposición política y social. Seguramente, en esa decisión tiene más peso la falta de consenso interno. Sin embargo, la causa más creíble se puede deducir de las palabras del propio Rajoy, aunque no la mencionase. Tras anunciar la reforma de la normativa actual para que las jóvenes de 16 y 17 años no puedan interrumpir su embarazo sin el consentimiento de de sus progenitores y un plan de Protección de la Familia, dijo que posteriormente estudiará fórmulas para lograr una mayor aceptación de la reforma. No se entiende muy bien el motivo de aplazar -¿hasta cuándo?- el estudio de esas fórmulas. Ruiz-Gallardón había asegurado que el Gobierno posponía la reforma por el «desafío catalán», pero Rajoy ayer se refirió a la falta de consenso, y lo justificó diciendo que ha tomado «una decisión que es la más sensata». En cualquier caso, cabe preguntar a ese Gobierno si únicamente toma decisiones «sensatas» ante la proximidad de elecciones.

Pocos dudan de que el miedo a afrontar unas elecciones en un clima de notable oposición social haya sido determinante para aparcar la reforma del aborto. Ese es el valor que para el PP y su Gobierno tienen, en este caso, los derechos de las mujeres. Valor electoral.