EDITORIALA
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Unidad y urnas para un pueblo decidido

Tres meses es el plazo que la mayoría social catalana ha dado a los partidos soberanistas para afianzar el camino que llevará a ejercer el derecho a decidir. En una abarrotada plaza de Catalunya, miles de ciudadanas y ciudadanos convocados por la ANC y Òmnium manifestaron ayer su apoyo a la consulta alternativa del 9N. Pero lo hicieron con un condicionante muy claro: que este sea el paso previo a unas elecciones plebiscitarias y refrendarias que permitan al pueblo decidir efectivamente si Catalunya quiere ser o no un Estado independiente y que, al mismo tiempo, construyan el escenario necesario para materializar la decisión que salga de las urnas. También apelaron a la unidad de los partidos políticos -en los últimos días trastocada por los desencuentros en torno a la consulta y a la convocatoria del plebiscito electoral-, la cual consideran condición sine qua non para poder seguir adelante con el proceso.

Los agentes sociales que impulsan esta hoja de ruta no están dispuestos a dejar que nada detenga la marcha hacia la plena soberanía, aún a sabiendas de que el Gobierno español no va a facilitárselo. También son conscientes de que el compromiso político ha de ser compañero de viaje para alcanzar su meta final. Una determinación de la que el pueblo catalán ha dado buena muestra. Lo ha hecho en las multitudinarias movilizaciones de la Diada. Y, más recientemente, con la rápida respuesta a la solicitud del president Artur Mas, que pidió 20.000 voluntarios para poder organizar la consulta del 9 de noviembre; en tan solo 24 horas, 11.000 personas ya habían dado su nombre.

Como expusieron las portavoces de Òmnium y ANC, una amplía mayoría -con diferentes orígenes, adscripciones políticas y condiciones sociales- se ha unido en torno a un mismo objetivo. Las formaciones políticas han de tomar ejemplo de esa unidad y no defraudar a quienes han depositado su confianza en ellas. «Un pueblo valiente necesita políticos valientes», decía uno de los cientos de carteles que podía verse ayer en Barcelona. Conviene que se lo tomen al pie de la letra.