Beñat BARCELONA
El proceso soberanista catalán, tras el hito del 9N

El 9N supera las expectativas y se convierte en un paso irreversible

Con el 100% de los votos del domingo escrutados, la participación llegó a las 2.305.290 personas, cifra que sitúa la jornada a la altura de referendos como el del Estatut o la Constitución Europea. El 20% no independentista muestra que la demanda del derecho a decidir deja de ser patrimonio exclusivo del independentismo.

Como forma de curarse en salud, el Govern y buena parte del soberanismo se habían fijado, sin verbalizarlo en ningún momento, la cifra de 1,5 millones de participantes como límite más que óptimo para dar por buena la consulta alternativa. No eran pocos los factores que jugaban en contra de una alta participación, empezando por las pugnas dentro del bloque soberanista que dominaron las semanas previas al 9N. Pero sobre todo, los condicionantes a tener en cuenta en cualquier análisis de las cifras de participación son la oposición absoluta del Gobierno español, la suspensión del Tribunal Constitucional, las amenazas de la Fiscalía y el boicot de tres partidos parlamentarios -PSC,PP y Ciutadans-. Elementos que convierten la cifra final de 2.305.290 en algo muy a tener en cuenta.

De este global, 1.861.753 personas votaron por la independencia (80,76%); 232.182, por la opción intermedia y dijeron Sí al Estado propio pero No a que sea independiente (10,07%) y 104.772 personas apostaron directamente por el No a la independencia (4,54%). Y hay que tener en cuenta que, al ser un proceso participativo, durante los próximos 15 días podrán seguir votando en las delegaciones del Govern todos aquellos que no pudieron hacerlo el domingo. Por ejemplo, los que tenían el DNI caducado, que no eran pocos.

Resulta difícil concretar el porcentaje de participación, dado que la convocatoria no contaba con un censo previo, sino que fue cada ciudadano, a la hora de votar, quien se inscribió en un registro creado para la ocasión. De todos modos, como cálculo aproximado, se ha dado por buena la suma del censo electoral habitual de unos 5,4 millones de votantes, de los jóvenes de entre 16 y 18 años llamados a votar en esta ocasión -unos 134.000- y de los inmigrantes a los que habitualmente se les niega el derecho a voto pero sí podían participar el 9N, que son unos 800.000. Ofrece un universo de potenciales participantes de cerca de 6,3 millones de personas. Dándolo por bueno, la participación se habría situado en torno al 36%.

La variación del censo y los condicionantes citados convierten la comparación de los resultados del 9N con otros procesos electorales oficiales en un ejercicio delicado del que no se pueden extraer resultados concluyentes. Sin embargo, algunas comparaciones permiten hacernos a la idea de la importancia de las cifras del domingo. Por ejemplo, y para empezar, la cifra definitiva de aquí a 15 días se acercará bastante a los 2,5 millones que votaron en las últimas elecciones europeas de mayo. La misma participación tuvo el referéndum -en este caso legal y acordado-, con el que los catalanes dieron el visto bueno al Estatut que después mutilaría el TC. Un año antes, solo 2,1 millones participaron en el referéndum sobre la Constitución europea, no vinculante pero legal.

La comparación con las últimas autonómicas, en las que destacó una alta participación -3,6 millones-, es mucho más compleja, pero hay tres elementos que no se pueden pasar por alto. En primer lugar, los 2,3 millones de votantes del domingo son más que los 2,1 millones de votos que cosecharon el 25 de noviembre de 2012 las fuerzas proconsulta (CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP). En segundo lugar, los 1,8 millones de votos independentistas del domingo superan también los 1.740.818 votos reunidos hace dos años por CiU, ERC y CUP, fuerzas susceptibles de incorporar la independencia en unas futuras elecciones -a lo cual habría que quitar muchos votos de Unió-. Y por último, la cifra de Síes a la independencia supera por goleada los 1.271.395 votos unionistas de PSC, PP y Ciutadans en 2012.

¿Suficiente en un referéndum?

Este último dato lleva a reflexionar también sobre si la cifra de 1,8 millones de votos a favor de la independencia resultaría suficiente en un hipotético referéndum vinculante. La respuesta, una vez más, no es más que una suposición, pero según cálculos del profesor de Ciencia Política de la Universitat Autónoma de Barcelona (UAB) Jordi Muñoz no sería suficiente en un referéndum con una participación del 80% (en Escocia fue del 84%). En tal caso, el Sí necesitaría entre 2,1 y 2,2 millones de adeptos. Es decir, unos 300.000 votos más que el domingo.

En cuanto a la distribución territorial del voto, Muñoz explica que apenas ha habido sorpresas. «Como norma general, la participación ha sido más o menos proporcional a los votos que en cada lugar suelen cosechar los partidos proconsulta», señal, aunque apunta dos elementos remarcables. Por un lado, en algunas zonas rurales de Terres de l'Ebre y de Lleida con población escasa y envejecida, la participación fue algo menor de la esperada, síntoma, según Muñoz, de que las limitaciones técnicas de una consulta como la del domingo, así como las amenazas del Estado, pueden haber tenido sus consecuencias -limitadas- en estas zonas.

Tanto a Muñoz como a la mayoría de observadores les sorprendió que la independencia consiguiese «solo» el 80% de los votos. Es decir, sorprendió que el Sí-No, el No y otras opciones llegasen hasta el 20%. Que en lugares como Cornellà de Llobregat, el Sí a la independencia se quedase en el 64% es una gran noticia para el soberanismo, pues apunta a una tendencia que no para de crecer: la demanda del derecho a decidir y del derecho a la autodeterminación han dejado de ser, en muchos lugares, patrimonio exclusivo del independentismo.

La izquierda soberanista reclama elecciones a Mas

El bloque soberanista comparte el diagnóstico que sitúa el 9N como el fin de la fase del proceso catalán iniciada el 11 de setiembre de 2012, pero no acierta, de momento, a ponerse de acuerdo en la nueva hoja de ruta.

Sin subir el tono, intentando actuar acorde con la espectacular jornada vivida el domingo, ERC, ICV-EUiA y CUP pidieron ayer al Govern que anticipe elecciones de forma inmediata. Hoy será el turno del president, Artur Mas, que tendrá que empezar a esbozar los próximos pasos a dar.

Dentro de las izquierdas, en cualquier caso, las estrategias también difieren. Sin hablar de fechas concretas, la presidenta de ERC, Marta Rovira, pidió elecciones «lo antes posible» y las calificó, por primera vez, como «constituyentes», concepto hasta ahora utilizado por la CUP y otros colectivos a la izquierda de ERC. «Tenemos que abrir un proceso constituyente, protagonizado por la ciudadanía, que nos lleve a la construcción de un nuevo Estado», consideró Rovira.

También reclamó elecciones la diputada de la CUP Isabel Vallet, que pidió no caer en ninguna «tentación de diálogo entre sordos», en referencia a la carta que Mas se comprometió a mandar al presidente español, Mariano Rajoy, pasado el 9N. La CUP, además, registró una moción en el Parlament para crear un grupo de trabajo sobre el proceso constituyente.

Completamente diferente fue la petición de comicios del líder de ICV-EUiA, Joan Herrera, quien reclamó el adelanto electoral «para ganar un referéndum vinculante, pero también un cambio radical de las políticas de Artur Mas». Ni rastro de elecciones constituyentes ni plebiscitarias.

Quien prefirió pasar de puntillas por el tema de las elecciones fue la federación CiU, a la espera de que sea Artur Mas quien se pronuncie hoy. Pero cada partido habló por su lado. Mientras el coordinador general de CDC, Josep Rull, calificó de «improbable» el referéndum pactado y volvió a reclamar una lista conjunta con ERC, el secretario general de UDC, Ramon Espadaler, descartó las elecciones y priorizó el «pacto político» con el Estado para convocar la consulta legal.

Los equilibrios dentro de la federación conservadora serán cada día más difíciles.

Desde el Estado, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, se trasladó a Barcelona para comparecer junto al líder del PSC, Miquel Iceta, y ofrecer, de nuevo, una vez más, una reforma federal sin definir.

Desde el PP, la secretaria general, María Dolores de Cospedal, restó importancia a la participación registrada en la jornada del domingo, mientras que el eurodiputado Esteban González Pons fió la solución a la Justicia. «Espero que el fiscal le llame, me gustaría», manifestó González Pons.

Al cierre de esta edición, las agencias informaron de que la Fiscalía Superior de Catalunya, obedientemente, tenía a punto una querella contra los responsables -así, en genérico- del 9N. B. ZALDUA