EDITORIALA
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Franquismo: impunidad frente a sed de justicia

Los responsables de los crímenes e injusticias llevados a cabo en el franquismo siguen campando a sus anchas, amparados por el Estado español. Dos noticias relacionadas pero de direcciones radicalmente opuestas evidenciaban ayer dicha afirmación. Por un lado, la sección argentina de la Interpol comunicaba a su homóloga en Madrid la orden de detención preventiva con fines de extradición de 19 dirigentes del franquismo imputados en una resolución de la jueza argentina María Servini. Una notificación ante la que el Ejecutivo del PP reaccionó apresuradamente, por boca del ministro de Justicia, Rafael Catalá, afirmando que denegará la entrega a Argentina de estos franquistas, escudándose en la Ley de Amnistía de 1977 y la prescripción de los delitos.

Casi simultáneamente, el portavoz del Gobierno navarro, Juan Luis Sánchez de Muniáin, anunciaba que el Ejecutivo foral concederá la Medalla de Oro de Nafarroa de manera póstuma a Félix Huarte y a Miguel Javier Urmeneta por haber sido impulsores del Plan de Promoción Industrial durante el franquismo. Lejos de manifestar denuncia alguna de uno de los episodios más oscuros de la historia del Estado español, el líder unionista intentó lavar la figura de Huarte, destacado personaje de la dictadura y constructor del Monumento a los Caídos.

Los principios democráticos vuelven a brillar por su ausencia. El Estado español no solo no ha mostrado iniciativa alguna para someter a la justicia los delitos y crímenes más atroces perpetrados bajo la dictadura de Francisco Franco, sino que además trata de obstaculizar la labor de quienes intentan hacerlo. Una actitud que choca con la determinación que muestran en la represión utilizada para todo aquello relacionado con el conflicto vasco. Las dos caras de la política frente al franquismo vuelven a quedar claras: la de la impunidad y la de la lucha por hacer justicia. Lamentablemente, por encima de cualquier mandato democrático, hasta ahora la injusticia ha sido la vencedora. Y, lo que es aún peor, lo ha sido con la colaboración de los poderes del Estado.