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Israel avanza en la colonización en un clima explosivo en Palestina

Israel aprobó ayer la construcción de otras 200 viviendas en un barrio judío en Jerusalén, avanzando en la colonización y agitando aún más la explosiva situación que vive Palestina y que ayer se reflejó en el incendio de una mezquita y una sinagoga.

Una mezquita palestina y una sinagoga israelí sufrieron daños tras dos ataques incendiarios según la Policía y los residentes de los barrios donde se localizan los templos. Aunque los atentados no causaron víctimas, han avivado las tensiones que en las últimas semanas van en aumento en Palestina.

En uno de los ataques, varios jóvenes entraron en la aldea de Mghayr, en el territorio ocupado de Cisjordania, e incendiaron la mezquita. Las llamas consumieron la planta baja del edificio antes de que las personas que rezaban en su interior pudieran ponerse a salvo, según explicó a Reuters el alcalde de la localidad, Faraj Nasan.

No es la primera vez que se produce este tipo de altercado en Mghayr. Hace dos años otra mezquita fue parcialmente quemada, un acto del que Nasan responsabilizó directamente a los colonos de los asentamientos judíos cercanos.

El otro ataque, según la Policía, se produjo cuando unos desconocidos lanzaron un cóctel molotov hacia una antigua sinagoga en Shfaram, una ciudad árabe de mayoría musulmana y cristiana en el norte de Israel. La tensión ha aumentado en las últimas semanas en torno al acceso controlado por Israel a la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, y que reclaman los ultras judíos. El cierre de la Explanada, la visita de ultras sionistas y la mención de que podría autorizarse el culto judío en el lugar, ha incendiado el conflicto, ahora con una deriva religiosa.

Además, el martes soldados israelíes mataron a tiros a un palestino en Cisjordania, un día después de que asaltantes palestinos apuñalaran y mataran a un soldado israelí y una mujer.

Aun así, Israel mantiene la política de apartheid y colonización que subyace en el conflicto y ayer aprobó de forma preliminar la construcción de 200 nuevas viviendas en un barrio judío de Ramot, en Jerusalén Este.

El comité planificador del Ayuntamiento aprobó la construcción adicional de 174 viviendas en barrios árabes de la ciudad, que no especificó.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ya ordenó la semana pasada avanzar los planes para construir 600 viviendas en el asentamiento de Ramat Shlomó, al norte de Jerusalén, y 400 en el de Har Jomá, en el distrito palestino de Belén. A principios de mes la Municipalidad de Jerusalén aprobó los planes para edificar otras 400 viviendas en Jerusalén Este.

Aroma electoral entre los gases lacrimógenos

Benjamin Netanyahu ha endurecido la represión en nombre de la seguridad de los israelíes pero también de sus intereses políticos en previsión de posibles elecciones anticipadas en 2015. Frente al aumento de las tensiones que hacen temer una tercer Intifada, el primer ministro israelí multiplica sus expresiones más belicosas. «Estamos en el corazón de una campaña de incitación al odio y de terrorismo dirigido contra el Estado de Israel y sus ciudadanos. Hemos vencido al terrorismo hasta ahora y lo venceremos también esta vez», afirmó el martes. Ha anunciado refuerzos militares y policiales, demolición de viviendas de «terroristas», mayores sanciones contra los lanzadores de piedras y una oscura «puesta fuera de la ley de elementos que agiten los disturbios en Jerusalén». También mencionó la posibilidad de prohibir la nacionalidad israelí «a aquellos que piden la destrucción del Estado de Israel». Yossi Melman, en el diario «Maariv», señala que, con una mayoría gubernamental dividida, «domina un fuerte olor a elecciones anticipadas en el aire», y, según el analista Hanan Cristal, Netanyahu endurece su postura para competir con sus principales rivales, los ministros ultras Nafatli Bennett y Avigdor Lieberman, así como al ala más derechista del Likud. Jean-Luc RENAUDIE (AFP)