EDITORIALA
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Ojalá fuese cierto

Ojalá fuese cierto que el acuerdo sobre el conflicto del IVA de Volkswagen anunciado ayer por el ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro, y la presidenta navarra, Yolanda Barcina, supusiese la condonación de la deuda contraída como consecuencia de un grave error contable del Gobierno de UPN. Ojalá, porque eso supondría que el próximo Gobierno no tendría que partir con semejante handicap. Aunque solo fuese por eso, resulta difícil de creer que el PP haya condonado semejante deuda a tres meses de unas elecciones en las que el régimen navarro puede caer.

El oscurantismo que ha rodeado al asunto, ya desde antes de que trascendiera públicamente, continúa intacto. Lo mismo que la irresponsabilidad que ha permitido el ingreso irregular de un tercio del IVA durante muchos años y que abocó a Nafarroa al rescate encubierto por parte del Estado, el cual se hizo cargo de las devoluciones del IVA a Volkswagen. Con este acuerdo entre la presidenta de Nafarroa y el ministro español se pretende hacer ver, por un lado, que la buena relación entre ambas administraciones, y concretamente la lealtad al «conjunto de España» de Nafarroa, da sus frutos y gracias a ella todo son ventajas. Por otro lado, se intenta presentar al Gobierno de UPN como merecedor de la confianza de los navarros y navarras. Sin embargo, lo que en realidad demuestra el acuerdo, a pesar del disfraz con el que ha sido vestido, es todo lo contrario. Esa «lealtad» a la que tan a menudo se refiere Barcina no es sino la renuncia a decidir en Nafarroa y para Nafarroa, y no solo sobre su fiscalidad, sino sobre cualquier otro ámbito.

En cuanto a la imagen del Gobierno de UPN, parece demasiado tarde para una rehabilitación al final de una legislatura plagada de escándalos de los que el asunto del IVA de Volkswagen solo es uno más. Es tarde, y muy difícil rehabilitar a quien ha adoptado como norma de actuación el despotismo y el ocultamiento. Ójala, como ya ha ocurrido varias veces, las fuerzas del cambio sepan utilizar este amaño para demostrar la naturaleza corrupta del régimen y la necesidad de vencerle en las urnas.