Reformas en Grecia

Atenas comienza a legislar contra la «crisis humanitaria»

El Gobierno griego comenzó ayer el proceso legislativo de su primera ley, dirigida a combatir la «crisis humanitaria» y mejorar la situación de 300.000 familias que viven por debajo del umbral de la pobreza mediante electricidad gratuita, ayudas al alquiler y bonos alimentarios.

Luchar contra la «crisis humanitaria» que afecta a decenas de miles de hogares griegos es una de las prioridades del Gobierno de Alexis Tsipras, como lo fue de Syriza antes de llegar al poder. Ayer se inició el proceso legislativo de la primera ley destinada a combatirla y mejorar la situación de 300.000 hogares que actualmente viven por debajo del umbral de la pobreza.

Según datos oficiales, a mediados de 2014 un 23,1% de la población griega vivía por debajo del umbral de la pobreza y había un 28,8% de pobreza infantil. Unos dos millones y medio de personas tenían ingresos anuales inferiores a 5.023 euros o se trataba de familias que vivían con menos de 10.547 euros al año.

El borrador fue trasladado ayer a la comisión legislativa, como paso previo antes de poder llegar formalmente al Parlamento. Según fuentes gubernamentales, no será hasta hoy cuando se inicie el trámite en la Cámara, donde tendrá que ser debatido y aprobado por los diputados.

En esta primera etapa, la ley ofrecerá a los más pobres electricidad gratuita hasta un máximo de 300 kilowatios/hora al mes.

Además prevé ayudas al pago del alquiler para 30.000 viviendas en arriendo durante un año, prorrogables en 2016. Cada persona tendrá derecho a una subvención de 70 euros al mes, con un máximo de 220 euros para las familias numerosas. El pago de esta subvención, exenta de impuestos y tasas, se realizará directamente al propietario de la vivienda para evitar abusos y, en caso de que el arrendador tenga deudas con Hacienda, la ayuda irá directamente a cubrirlas.

La ley prevé también ofrecer bonos semanales de alimentos para 300.000 personas, que recibirán cupones -dependiendo del número de miembros de la familia- con los que podrán comprar comida en establecimientos que colaboren con el Gobierno.

Para elaborar la lista de las 300.000 familias con derecho a cualquiera de estas ayudas se tendrán en cuenta la declaración de impuestos y los ingresos de otras fuentes que no sean el trabajo.

Las personas en paro que declaren a Hacienda deberán firmar un testimonio en el que aseguren que carecen de ingresos y no reciben ningún tipo de subsidio.

Las medidas va destinada principalmente a «familias con hijos menores de edad, desempleados de larga duración e inquilinos con riesgo de ser desahuciados».

Más adelante están previstas otras ayudas a los más pobres.

Está previsto que todo este paquete cueste algo menos de 2.000 millones de euros y se pretende financiar con fondos europeos y la mejora de la recaudación fiscal.

La ley para luchar contra la «crisis humanitaria» es el primero de cuatro proyectos que el Gobierno quiere empezar a legislar esta semana. Los otras tres se refieren a la prohibición de los desahucios de la primera vivienda, la mejora de las posibilidades de pagar a plazos las deudas a Hacienda y a la Seguridad Social, y la reapertura de la radiotelevisión pública ERT, cerrada por el Gobierno en junio de 2013.

Financiación de emergencia

Coincidiendo con el inicio de la tramitación de su primer proyecto de ley, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, instó a Grecia a abordar rápidamente las reformas estructurales exigidas por sus acreedores, sugiriendo que Atenas podría recibir financiación de emergencia en marzo en caso de «progresos».

Grecia tiene en marzo obligaciones por 7.270 millones de euros, de los que algo más de 1.600 millones corresponden a la devolución de un plazo del crédito del FMI, 1.800 millones quedan en asistencia financiera por parte de la eurozona y los 1.900 que Grecia reclama al BCE procedentes del rendimiento de los bonos griegos que la entidad compró en su momento..

«Mi mensaje a los griegos es: intentad comenzar el programa incluso antes de que finalice toda la renegociación» de las reformas y de un eventual nuevo plan de asistencia, dijo Dijsselbloem en una entrevista con el diario «Financial Times». «Entonces, en algún momento de marzo, quizás pueda haber un primer desembolso», manifestó antes de insistir en que eso requeriría «avances y no solo intenciones».

La Comisión Europea (CE), por su parte, sostuvo que corresponde al Eurogrupo decidir si adelanta o no el desembolso de la ayuda financiera a Grecia antes de que finalice la quinta y última revisión del programa griego, previsto para finales de abril.

El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, aseguró en declaraciones a la emisora Parapolitiká que no aceptará el tramo pendiente del rescate por valor de 7.200 millones de euros si va supeditado a la firma de un tercer programa. «No podemos cobrar el tramo si la contrapartida es continuar en el estado de vértigo en el que hemos vivido hasta ahora», subrayó.

La CE recordó que el acuerdo firmado el 20 de febrero entre Grecia y sus socios, en el que Atenas «se compromete a a pagar» a todos los acreedores y se menciona también al pago «completo y a tiempo» de sus obligaciones.

Varoufakis admitió que una quita sería inaceptable para los acreedores y abogó por una reestructuración «más inteligente» de la deuda de Grecia, en referencia a «reconvertir parte de los créditos recibidos del fondo de rescate europeo en obligaciones, cuyo pago estaría indexado al crecimiento de nuestro PIB».

«No quiero que el Estado siga endeudándose. El nuevo acuerdo que queremos negociar antes de junio debe consistir en un pacto de crecimiento, que se apoyaría en inversiones del sector privado», declaró en el diario alemán «Handelsblatt».

Según Varoufakis, «si volvemos a crecer y una parte de la deuda se reestructura inteligentemente, sin que cambie su valor nominal, el problema de la deuda puede resolverse».

La deuda griega ronda los 315.000 millones de euros, un 175% del PIB del país.

Berlín apoya a Madrid y Lisboa en su cruce de acusaciones con Tsipras

El Gobierno alemán calificó ayer de «juego sucio» las acusaciones del jefe del Ejecutivo griego, Alexis Tsipras, al Estado español y Portugal de querer minar el acuerdo entre Grecia y la Unión Europea para evitarse riesgos políticos internos, formando un «eje contra Atenas» que intentó «derribar su Gobierno». Miembros del Gobierno español insistieron en sus críticas a Atenas, mientras que el Ejecutivo luso trató de rebajar las tensiones con Grecia. La Comisión Europea, por su parte, insistió en su papel mediador y llamó a la unidad, al tiempo que pidió a Grecia que cumpla sus compromisos.

«Lo que ha ocurrido este fin de semana en Atenas, con comentarios respecto a España y Portugal, fue un juego sucio muy poco usual para los parámetros europeos. Esto en el Eurogrupo no se hace», declaró el portavoz del Ministerio alemán de Finanzas, Martin Jäger, quien subrayó que el comportamiento de Grecia ha generado una gran pérdida de confianza.

Fuentes del Gobierno griego dijeron ayer que no creen que haya «amigos ni enemigos» en los países de Europa, en respuesta a la polémica.

Bruselas dijo haber recibido la protesta de Madrid y Lisboa sobre la postura de Tsipras, aunque el primer ministro luso, Pedro Passos Coelho, sostuvo que «no mandé ninguna queja, simplemente, transmití mi perplejidad sobre las declaraciones proferidas por los medios diplomáticos adecuados». Aseguró que haber sido «exigente» con Grecia no implica el deseo de «tumbar» a su Gobierno y, tratando de rebajar la tensión, señaló no tener intención de «entrar en un juego de ping pong» con su homólogo griego.

Menos conciliadores se mostraron el Gobierno español y el PP, que confiaron en que el Bruselas «tome nota» de las palabras de Tsipras y lamentaron que este busque «enemigos» fuera de Grecia, cuando su verdadero enemigo es la situación de la economía griega, que le impide cumplir sus promesas.

El eurodiputado del PP Luis de Grandes afirmó que Tsipras se parece a Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, «buscando ejes del mal». «España no es tan importante como para estar en los complots», añadió, e insistió en que «Tsipras está pagando la demagogia, prometer cosas que no puede cumplir y mentir al electorado».

El ministro de Economía, Luis de Guindos, decía no entender las críticas cuando «el planteamiento de España siempre ha sido de colaboración, de solidaridad y de flexibilidad» con Grecia. En similares términos se expresó el titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien destacó la ayuda «desinteresada» prestada al país heleno, porque los bancos españoles no estaban expuestos a su deuda pública. GARA