La reforma de la Ley de no discriminación por motivos de identidad de género y de reconocimiento de las personas transexuales fue aprobada ayer en el Parlamento de Gasteiz con el apoyo de todos los partidos menos el PP. Este cambio legal supone un nuevo paso en el camino hacia la libertad, el respeto a la diversidad y la igualdad entre todas las personas. La norma garantiza ahora que las personas transexuales sean reconocidas como tales sin tener que acreditarlo a través de un informe médico. El texto estima que no se trata de un trastorno o de una enfermedad, que forma parte de la diversidad humana y que, por lo tanto, no se puede diagnosticar. En este sentido, legalmente se la saca por fin del terreno de las patologías.

Mirando atrás unos pocos años en esta misma Cámara, casi nadie podía pensar que un tema como este fuese a lograr semejante nivel de consenso en tan poco tiempo. La sociedad vasca sigue avanzando en temas sociopolíticos y en clave emancipatoria. Sus dinámicas populares siguen teniendo capacidad tractora para la política institucional. Naizen, la asociación vasca de familias de menores transexuales, celebró ayer en sede parlamentaria que las nuevas generaciones no tendrán que sufrir lo que padecieron sus antecesores. Todo ello sin perder de vista que queda mucho por hacer, empezando por la implementación de esta ley y siguiendo por cambios culturales más profundos.

Hoy se cumplen cincuenta años de las revueltas de Stonewall, en Nueva York, y cuarenta de la muerte de Vicente Vadillo “Francis” a manos de un policía español, en Errenteria. La celebración del Día Internacional de la Libertad Sexual sirve para rememorar a las víctimas de esta violencia sexista. Es hora de reivindicar la lucha de miles de personas para poder vivir una sexualidad sana y libre. También se ha de celebrar a diario cada victoria y cada conquista frente a un sistema que fomenta la desigualdad, la represión y la discriminación.