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MOSCÚ

Arde en Siberia una zona tan grande como Dinamarca

La superficie arrasada por los incendios forestales que asolan vastos territorios en Siberia aumentó en decenas de miles de hectáreas en un solo día. El fuego arrasó ya 4,5 millones de hectáreas, un territorio similar al que ocupan países como Dinamarca o Estonia.

El fuego continúa devorando territorio en Siberia. Lejos de decrecer, la superficie afectada continúa creciendo a un elevadísimo ritmo día tras día, aumentando incluso en decenas de miles de hectáreas en una sola jornada, según informaron ayer fuentes oficiales.

«En comparación con el día de ayer [por el martes], el número de incendios ha crecido en cuatro, lo que corresponde a 25.000 hectáreas», afirmaba un comunicado del Ministerio de Emergencias ruso, citado por la agencia RIA Novosti.

Los descontrolados incendios forestales se desataron en la región de Irkutsk a finales de junio y se extendieron por el resto de Siberia, amenazando con batir el récord de superficie boscosa quemada desde que existen las observaciones por satélite.

La nota ministerial remarcó la gravedad de la situación en Irkutsk, una de las más afectadas por los incendios, donde ayer se contabilizaban 136 focos activos, lo cual equivale a una superficie de 675.488 hectáreas de bosque.

También aumentaron los incendios en la vecina región de Krasnoyarsk, informaron las autoridades, donde la superficie afectada había crecido en la noche del martes en 30.000 hectáreas, para situarse en un total de 859.000 hectáreas.

El 90% de los incendios, según Greenpeace, está en las llamadas «zonas de control», áreas remotas donde las autoridades no están obligadas a intervenir para combatir las llamas.

Fuentes oficiales sostienen que estos territorios comprenden a día de hoy 2,4 millones de hectáreas, mientras que los ecologistas advierten de que la cifra real es mucho mayor y que los incendios azotan 4,5 millones de hectáreas, una extensión similar a la que ocupan países como Dinamarca o Estonia. Auguran, además, que la situación durante las próximas semanas «posiblemente continuará siendo catastrófica», debido a las condiciones climatológicas y a la fuerza y dirección del viento.

Debido a la gravedad de la situación, las autoridades declararon el estado de emergencia en cuatro regiones y enviaron al Ejército a sumarse a las labores de extinción.

Manipulación de datos

Ante las críticas por los escasos recursos destinados, la Fiscalía General rusa denunció esta semana que las autoridades de las regiones afectadas han manipulado las estadísticas sobre la lucha contra el fuego, lo que ha impedido la reacción adecuada de los servicios de emergencia, cuyo envío a la zona también habría sido obstaculizado por la burocracia.

Además, las autoridades anunciaron que investigarán las informaciones relativas al posible carácter intencionado de algunos fuegos, a fin de ocultar casos de tala ilegal de árboles.

A pesar de que los incendios en Siberia han sido habituales en los meses de verano de los últimos años, el desastre de este 2019 ha adquirido una magnitud planetaria, destaca Greenpeace, que cifra en 13,4 millones de hectáreas la superficie que se ha quemado en Rusia en lo que va de año.

Los de Siberia no han sido, sin embargo, los únicos incendios forestales que han afectado al Ártico en fechas recientes.

El pasado mes de julio, en el que se vivieron dos olas de calor en Europa y altas temperaturas en el Ártico con alarmantes deshielos, fue el más caluroso de la historia desde que se tiene registro, según confirmó esta semana la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

«El calor excepcional ha ido de la mano de una alarmante fusión de los hielos (...) Por segundo mes consecutivo, incendios forestales sin precedentes han devastado el Ártico, calcinando bosques antaño vírgenes que ahora, en lugar de absorber dióxido de carbono, se han convertido en abrasadoras fuentes de emisión de gases de efecto invernadero», alertó Petteri Taalas, secretario general de la OMM, que avisa de que el tiempo se agota para hacer frente a peligrosos aumentos de temperatura que tendrán dolorosas repercusiones para el planeta.