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LAMPEDUSA

Salvini arremete contra Open Arms mientras Madrid mira para otro lado

El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, acusó a Open Arms de usar los rescates como «provocación política» y amenazó con requisar su barco si accede a un puerto italiano. 121 personas seguían a la espera, mientras Madrid lanza la pelota a una Comisión Europea que dijo no tener competencias para designar un puerto para el desembarco.

El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, acusó a Open Arms de usar los rescates de migrantes en el Mediterráneo como «provocación política» y amenazó con requisar su barco si accede a un puerto italiano.

«Open Arms lleva seis días en el Mediterráneo y ahora amenaza con entrar en Italia. Le habría dado tiempo a alcanzar España, el país de esta ONG, que ha dado bandera a su nave y donde algunos alcaldes están dispuestos a la acogida», declaró el líder ultraderechista.

«Quizá estos señores solo quieren hacer una provocación política: evidentemente la vida de las personas a bordo no es su verdadera prioridad, sino que quieren a toda costa transferir a los clandestinos a nuestro país», añadió. Salvini reafirmó su decisión de mantener cerrados los puertos italianos a las naves de las ONG.

Y avanzó su determinación a requisar la embarcación si la ONG quebranta esta medida, tal y como establece un decreto aprobado este mismo lunes y que, además, establece multas de hasta un millón de euros para los barcos que entren sin permiso en aguas italianas.

El martes, el ministro español de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, sostuvo que «el primer puerto seguro» para proceder a su desembarco «sería en otros países europeos» y volvió a lanzar la pelota a la Comisión Europea, organismo al que instó a «intervenir» en casos como este y que «cada uno asuma su responsabilidad en el ámbito que tiene delimitado y de acuerdo con la convención internacional». A su vez, la Comisión Europea reiteró que no tiene competencias para coordinar operaciones de búsqueda y rescate en el Mediterráneo ni para designar un puerto para permitir el desembarco de las 121 personas que siguen en el interior del Open Arms.

El portavoz de Ayuda Humanitaria de la Comisión, Carlos Martín Ruiz de Gordejuela, respondió que Bruselas no tiene competencias «en la coordinación de operaciones de búsqueda y rescate o para indicar los lugares para el desembarco».

Afirmó, además, que sigue sin recibir «ninguna petición» formal para ayudar a facilitar una solución para el Open Arms.

A este respecto, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, alegó que el Gobierno no está obligado a pedir a la Comisión que intervenga en la búsqueda de una solución. «No tenemos que hacerlo», dijo a los medios.

«Si hay un país en este momento haciendo trabajo de Salvamento Humanitario es España, cada día. Este es el país de Europa que cada día cumple con sus obligaciones de Salvamento respetando los derechos humanos y manteniendo la seguridad en la frontera de la UE», añadió.

Carta a Sánchez

En una carta enviada el martes al presidente español en funciones, Pedro Sánchez –filtrada por Efe–, el fundador de la ONG catalana, Óscar Camps, le pidió que facilite la activación del mecanismo de reparto europeo que puede permitir el desembarco en Italia o Malta de los 121 migrantes rescatados.

«La Comisión Europea debe estar informada para que inicie y coordine un procedimiento de reparto de las personas rescatadas. Para poner este mecanismo en marcha, la solicitud debe proceder de un Estado miembro, como es España. A partir de ese momento, la Comisión puede comenzar a activar los contactos entre estados para ayudar a encontrar una solución coordinada para la distribución de las personas rescatadas después de un desembarco», señaló.

Lamentó su situación de espera en el mar por sexto día consecutiva y reprochó que esta Europa «inhumana sigue de vacaciones».

El primer rescate fue el pasado jueves, cuando fueron salvados 55 migrantes, entre ellos dos bebés mellizos y una mujer embarazada, justo cuando su embarcación estaba «a punto de naufragar» y entraba agua, explicó Camps.

El segundo se dio en plena noche del viernes y fueron socorridas y acogidas a bordo 69 personas, entre estas dos niños y dos mujeres embarazadas, «una de nueve meses con contracciones», y muchos con «signos inequívocos de la violencia sufrida en Libia», de donde zarparon. En la noche del sábado, la Guardia Costera italiana evacuó a las dos mujeres en avanzado estado de gestación y a la hermana de una de ellas puesto que sus fetos estaban mal colocados y, de ponerse de parto en la embarcación, podría haber problemas.

Los países europeos y seguros más cercanos a los que trasladar a estas personas son Malta e Italia, si bien estos mantienen sus puertos cerrados a las naves de las ONG y para permitir su atraque exigen primero un acuerdo para reubicar a los migrantes en otros países del continente.

«Estamos aguantando»

La jefa de misión del buque de Open Arms, Anabel Montes, indicó que la situación de los 121 migrantes se mantenía estable, pero advirtió de que el tiempo no juega a su favor debido a la presión sicológica a la que están sometidos. La embarcación se encontraba ayer a 28 millas de la isla de Lampedusa.

«Estamos aguantando, las 121 personas rescatadas están estables, pero cuanto más tarde en llegar una respuesta, es posible que la situación se transforme en algo más difícil, después de todo el camino que llevan recorrido estas personas», resaltó.

Algunos de los migrantes presentan estrés postraumático después de «haber vivido en los horribles campos de detención libios». Además, están cansados físicamente.

«Hay que seguir, hay pasos, ahora estamos aguantando, esperando a que se interceda para que podamos realmente desembarcar y, llegado el momento, tendremos que solicitar desembarco a los siguientes puertos cercanos, pero el hecho de ir a otro puerto que no nos corresponde sería una manera de legitimar ese quebrantamiento de la ley por parte de Malta e Italia», añadió. Sobre la posibilidad de viajar a puertos catalanes para su desembarco, Camps dijo en entrevista con Catalunya Radio que lo barajan como última opción por su lejanía.

«No toca. No podemos permitir que la gente sufra ahora un viaje de cinco días. Si se tuviera que hacer, se hace, pero mejor llegar a Italia o Malta y repartir vía aérea», manifestó.

Ayuda sicológica a la tripulación del Ocean Viking para afrontar la dureza de los rescates

«Siempre hay uno que no logramos salvar». Es la idea fija que persigue incluso a los marineros más experimentados que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Para superar esa angustia, la tripulación del Ocean Viking, el barco fletado por Mediterranée y Médicos Sin Fronteras (MSF) que zarpó el domingo hacia Libia, recibe apoyo sicológico.

«Intervinimos por primera vez en noviembre de 2017 después de un naufragio complicado», cuenta a AFP Marie Rajablat, enfermera siquiátrica.

En sus tres años de misiones humanitarias en el Aquarius, el primer barco de SOS Mediterranée, muchas veces junto a socorristas jóvenes, la enfermera se enfrentó a situaciones dramáticas. En enero de 2018, por ejemplo, rescataron a 70 personas del agua, muchas de ellas bebés, y a algunos lograron revivir gracias al masaje cardíaco, recuerda.

«Los marineros quedaron traumatizados por el miedo de no poder salvarlos, aunque de hecho los salvaron a todos», recuerda Rajablat, que pasó seis semanas a bordo de la embarcación y relató su experiencia en el libro “The Shipwrecked of Hell” (Los naufragados del infierno).

La sicóloga creó un equipo de 15 personas especializadas. Tres de ellos asistieron a una reunión preparatoria antes de que zarpara el Ocean Viking. «Al principio, reinaba la desconfianza. Se decían a sí mismos ‘es pura habladuría’. Después, se acostumbraron a nuestra presencia», recuerda la siquiatra Marie Lépine.

Para Frédéric Penard, director de operaciones de SOS Mediterranée, su equipo de trabajo es como «un tesoro» que se puede desgastar con los traumas. «Es que no es una situación normal ver morir a personas en alta mar. Por ello recibir apoyo y ser escuchado se ha convertido en un factor clave», asegura.

Permanecer en un espacio cerrado como un barco es también una situación compleja y singular, por lo que la prevención evita que el equipo se derrumbe a bordo, explica Rajablat.

«A bordo es un mundo cerrado donde solo se ven horrores», destaca. Porque los migrantes suelen ser personas traumatizadas, angustiadas, que han huido de su país, que han padecido violencia y miseria, que han sufrido la guerra y vivido en condiciones peligrosas.

Las condiciones de las madres migrantes también suelen ser muy dramáticas. En el Aquarius hubo media docena de partos.

«Esto es un mundo aparte, gira alrededor de la desgracia. También tiene algo de surrealista. El regreso a tierra causa también extrañeza, algo que puede ser igualmente traumático», reconoce Lépine.

«Es realmente difícil volver a la vida normal y pensar que todo está bien», reconoce Alessandro Porro, de 39 años, que lleva cuatro misiones con el Aquarius.

«La gente se ahoga en el mar. Es como asistir a un avión que se estrella, que se hunde. Eso no es normal y por ello la ayuda sicológica es algo bueno para nosotros», recalca.

Entre los rescatistas, los perfiles son variados: marinos mercantes, exmilitares, paramédicos, enfermeras...

La mayoría de los rescatistas de SOS Mediterranée vuelven a efectuar misiones. Solo unos pocos han tirado la toalla.GARA

El Gobierno chipriota pide ayuda para acoger a 5.000 migrantes

El Gobierno chipriota ha pedido ayuda al resto de países de la UE para que acojan a 5.000 migrantes que están en la isla dada la presión migratoria «desproporcionada» que lleva sufriendo durante los últimos tres años, apelando a la «solidaridad».

El ministro del Interior, Constantinos Petrides, ha hecho esta petición a través de una carta remitida a sus homólogos de la UE y al comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos.

Con una población de 850.000 personas, ha concedido el asilo a 9.000 personas en los últimos años y es el país que más peticiones de asilo lleva recibiendo en los últimos tres años en relación a su población. Entre enero y junio de este año recibió casi 7.000 solicitudes.

Petrides apunta que el Gobierno ha agotado sus «capacidades y recursos» y corre «el riesgo de no poder ayudar a los que están en necesidad de protección».GARA