AFP
20 AñOS DE UNA FECHA CLAVE DE LA ANTIGLOBALIZACIÓN

EL DESMANTELAMIENTO DEL MCDONALD'S DE MILLAU

LOS CAMPESINOS SE HAN CONVERTIDO EN EL SÍMBOLO DE LA LUCHA CONTRA LA GLOBALIZACIÓN». JOSÉ BOVÉ Y ALGUNOS DE SUS CAMARADAS REVIVEN, VEINTE AñOS DESPUÉS, EL DESMANTELAMIENTO DEL MCDONALD'S DE MILLAU.

Su mostacho ya blanquea pero su determinación permanece intacta. Optimista, José Bové considera que se ha avanzado en muchas cosas desde entonces: «Podemos decir que ha habido una toma de conciencia de la sociedad pero la lógica del modelo (capitalista) sigue ahí». Evoca las luchas de hoy, con los tratados de libre comercio, «el CETA, el acuerdo con el Mercosur o la política de Bolsonaro (el presidente brasileño)…».

Regreso 20 años atrás: verano de 1999, la Organización Mundial del Comercio (OMC) acaba de autorizar a EEUU a tomar sanciones económicas contra la UE, que se negaba a importar carne «dopada» con hormonas.

A finales de julio, un puñado de irreductibles campesinos del Larzac y de “neo-rurales”, militantes de la Confédération payssane (Confederación Campesina) o del Sindicato de Productores de Leche de Oveja (SPLB), quieren organizar una acción potente para protestar contra la decisión de Washington de sobretasar el Roquefort, queso emblemático de la región.

Confortablemente instalado en el jardín de la casita de madera que hizo construir en su feudo, la aldea de Montredon, José Bové recuerda la reunión preparatoria de aquella acción, en “Chez Tintin”, una taberna de Saint-Affrique, cerca de Millau.

«En el debate, muy pronto, el McDo se pone sobre la mesa. Por un lado, tenemos el Roquefort, una de las primeras Denominaciones de Origen Protegidas (AOP en francés), y por el otro, la carne industrial, la carne con hormonas», relata. «Así empezó… En plan broma», comenta Léon Maillet, con su corta barba blanca y risueños ojos detrás de las finas lentes. «Pero sucede que manifestaciones como esta resultan ideas geniales», añade.

El 12 de agosto por la mañana, 300 personas –ganaderos, agricultores, militantes de la Conf, amigos o sindicalistas– se encuentran ante la obra del McDonald's de Millau.

Sobre un improvisado estrado, el portavoz de la Conf, Bové, pronuncia el discurso que «inventará» la lucha contra “la malbouffe” (comida basura), término cogido prestado al científico Joël de Rosnay. «McDo es el símbolo de estas multinacionales que quieren hacernos comer mierda y que quieren acabar con los campesinos», proclama el militante del mostacho.

«Compañeros de cárcel»

El McDo es desmontado y cuatro activistas son detenidos, acusados y encarcelados días después. Bové, que está de vacaciones, escapa a la redada. Organiza su vuelta, convoca a la prensa y se presenta ante la juez de instrucción. Cuando ella le comunica la prisión provisional, el valiente activista responde: «Gracias señora, acaba de hacernos ganar diez años».

«Eran dignos, los compañeros en la cárcel», señala Jean-Paul Scoquart, «hijo de currela de la región parisina» que en los años 80 se reconvirtió en ganadero. Él decide montar un comité de apoyo. El dinero fluye, los cheques llegan de todas partes. Y Bové, tocado por el donativo de «un sindicato de pequeños campesinos de Texas», termina por consentir recuperar la libertad abonando la fianza de 105.000 francos (unos 16.000 euros).

Las audiencias ante los jueces, los procesos, el encarcelamiento de Bové son, según se van sucediendo, auténticos acontecimientos que reúnen a miles de simpatizantes.

El 30 de junio del año 2000, Bové y sus compañeros acusados comparecen en el juzgado de primera instancia de Millau. Se organiza un gran concierto con Francis Cabrel, Noir Désir, Zebda... Varias decenas de miles de personas acuden a la localidad occitana. «El McDo fue el comienzo del movimiento altermundialista», se felicita Bové.

Cuando, en noviembre de 1999, acude a Seattle (EEUU) por la Cumbre de la Organización Mundial del Comercio, el Frenchy ya no es un desconocido y puede hacer llegar su mensaje. «La reflexión sobre la OMC entra en el menú. El Roquefort se convierte en el símbolo de esta resistencia», señala. «Y también pudimos poner el acento sobre los pesticidas, los OGM...», completa Jean-Paul Scoquart.