DE REOJO

Formalidad

A lo mejor hubo un tiempo en donde lo importante era participar en los Juegos Olímpicos pero, desde que el negocio salvaje se hizo con las riendas de explotación de este acontecimiento, lo de participar se queda para el consuelo, porque lo único que se contabiliza son las medallas conseguidas ya sean individuales o colectivas y en las apreciaciones patrióticas, propagandísticas y de rentabilidad política no existe discriminación alguna. Se suman por metales, se establece una lista y se saca pecho o retórica, dependiendo de la cantidad, no de otra consideración.

Escribo salpicado por las aguas rápidas en las que Maialen Chourraut ha ganado una medalla de plata. Estos descensos en piragua son espectaculares televisivamente. Pero es un deporte minoritario, tanto en licencias, como en posibles espectadores. Desde la más profunda ignorancia, lo siento como una práctica para almas solitarias, como un enfrentamiento entre el ser y sus miedos, entre la mente de una persona dispuesta a domeñar a la naturaleza además de a sus miedos externos e interiores. Esas gestas que solamente personas con una educación estoica pueden afrontar. Una disposición a caer y levantarse de manera incesante, con un objetivo difuso, llegar a un punto desde otro punto, en el menor tiempo. Pues bien, Maialen es portada, abre telediarios, informativos radiofónicos, está en la oda de la alabanza perpetua más lírica, veremos su bajada repetida cien millones de veces, pero si hubiera tardado unos segundos o unas décimas más, quedando cuarta, sería una de las olvidadas. Y habría participado igualmente, su esfuerzo el mismo, su capacidad intacta, pero no se le perdonaría que otras dos mujeres hubieran sido más rápidas en ese descenso, ese día a esa hora. ¿Participar dices? O ganas o eres una mención local y nada más. ¿Espíritu olímpico?