Koldo Landaluze
Donostia
Elkarrizketa
José Luis Rebordinos
Director de Zinemaldia

«Tenemos una perspectiva equivocada sobre Zinemaldia: lo vemos desde una óptica muy local»

Nacido en Errenteria en el 61, José Luis Rebordinos es, además de licenciado en Pedagogía Especial, una persona ligada desde muy temprana edad a la vida cinematográfica de Donostia. Tras ejercer durante 21 años como responsable de la Semana de Cine de Terror y ocho como director del Festival de Cine y Derechos Humanos, lleva tres al frente de Zinemaldia.

José Luis Rebordinos. (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)
José Luis Rebordinos. (Gorka RUBIO/ARGAZKI PRESS)

Reposa sobre un sillón del hotel María Cristina con aspecto relajado y una sonrisa que no puede ocultar una mirada que denota cansancio. No han pasado muchas horas desde la gala de clausura y José Luis Rebordinos se muestra satisfecho en este balance de la 61 edición.

«Nosotros estamos muy contentos -señala mientras toma un sorbo de té verde-. Por un lado, pensamos que la Sección Oficial ha sido buena, sobre todo por el eco que ha tenido en la prensa internacional y, si hacemos una panorámica global de todo lo acontecido en el certamen, topamos con la muy agradable sensación de que el público ha disfrutado en todos y cada uno de los diversos géneros y estilos que se han ofertado. Sinceramente, mi mayor miedo en esta edición lo inspiraba la respuesta que obtendríamos por parte de los espectadores y nos hemos topado con la sorpresa de que este año, en relación al anterior, la audiencia ha sido mayor. Ello demuestra que, además de disfrutar con la presencia de las estrellas, al público lo que le gusta, sobre todo, es ver películas. Es decir, la gente vive el Zinemaldia y lo ha hecho suyo. Todo lo concerniente a la industria ha funcionado muy bien y se están consolidando las conexiones entre Latinoamérica y Europa. El año pasado rondaban las 300 personas relacionadas con este sector y este año han superado las 700. Es un dato muy positivo, sobre todo para lograr una mayor fluidez en la distribución comercial de muchos filmes. Es cierto que este año ha habido menos glamour, pero también lo es que a última hora no pudimos recibir las visitas de Helena Bonham Carter y Colin Firth».

Zinemaldia se ha convertido uno de los principales referentes culturales y sociales de Euskal Herria a nivel internacional. ¿La organización siente un apoyo acorde por parte de las instituciones?
La verdad es que no es difícil lograr un consenso con los partidos políticos. Yo llevo tres años como responsable del certamen y en la actualidad cuento con el apoyo de ocho miembros de Bildu, cuatro del Partido Popular, puestos desde Madrid, y cuatro del PNV y, al igual que en los años anteriores, siempre nos han aprobado todas las propuestas. Mi eterna reivindicación es que todas las instituciones aporten un millón de euros, pero somos plenamente conscientes de las enormes dificultades económicas por las que atraviesa todo el mundo. Para llevar a cabo una empresa de estas características se requiere algo más de nueve millones y nosotros nos desenvolvemos con un presupuesto cercano a los siete y medio. El gran problema del Zinemaldia se remonta a hace diez años, cuando se hizo un fuerte desembolso y, desde entonces se ha mantenido igual, sin subida alguna. Lo único que pedimos a las instituciones es que se mantengan en ese millón y aguantar con ello hasta que pasen estos años tan malos. Hay que tener en cuenta otro factor muy importante: las salas se nos han quedado casi obsoletas. Por ejemplo, proyectar la película de Jean-Pierre Jeunet requería unas cámaras muy especiales, porque ha sido rodada con lo último en 3D y el sonido del Kursaal bordea los límites impuestos por Industria en relación a la calidad real que debería tener.

¿Se sabe cuánto genera el Zinemaldia?
Hemos realizado un estudio muy serio en relación a esta materia y, a grandes rasgos, te puedo decir que la inversión directa que genera a la ciudad ronda los seis millones e indirectamente supera los 23 millones. Si a ello se le une todo lo concerniente a su impacto mediático en el exterior, los ingresos duplican con creces esos 23 millones. Todo ello lo vamos a llevar a las instituciones y esperamos que sean conscientes de que no se trata de un gasto, sino de una inversión.

Centrándonos en el palmarés de este año, son muchos los medios que han resaltado que los filmes galardonados responden a un modelo cinematográfico muy austero.
Eso siempre depende de la decisión del jurado y para nosotros es sagrado no ejercer ningún tipo de presión sobre sus decisiones. Nosotros desaparecemos para ellos en cuanto se inicia una nueva edición. Yo creo que tenemos una perspectiva un tanto equivocada en relación a lo que da de sí el Zinemaldia, lo vemos todo desde una óptica muy local. A veces resultan diametralmente opuestas las opiniones que genera un filme aquí o en el extranjero. Por ejemplo, «Pelo Malo» pasó casi desapercibida para mucho medios de aquí y el Estado español, pero entre los medios extranjeros causó una gran sensación, al igual que la mexicana «Club sándwich» y «Caníbal».

¿A título personal, qué sensaciones alberga tras los excelentes resultados que ha cosechado «La herida»?
Para mí es una gran satisfacción. Fue una apuesta muy especial, una realización producida por varios productores vascos y en la que, entonces no lo sabíamos, también estaba involucrada ETB. Cuando la vimos nos encantó y apostamos por ella incluyéndola en la Sección Oficial. Esta decisión tiene su gran componente de riesgo porque se trataba de una ópera prima y no son muchos los casos en las que este tipo de apuestas salen bien paradas. Es decir, su participación a concurso podría haber tenido el efecto contrario al que, probablemente, tendrá a partir de ahora en su carrera comercial.

Otro de los capítulos a tener en cuenta ha sido todo lo que ha generado la proyección y el premio logrado por «Asier ETA biok».
«Asier ETA biok» es una película a la que hemos tratado como al resto, nos resultó interesante y decidimos programarla. Nos gustó mucho su punto de vista en el sentido de que no es unidireccional. Trata un tema muy cercano a nosotros y lo intenta explicar de la mejor manera posible. La vida es muy compleja, y todas las cosas no son tan blancas o negras como a veces se pretende mostrar y a mí me parece que la película cuenta con momentos muy interesantes en los que se retrata la relación entre Asier y su madre o las conversaciones que mantienen Asier y Aitor. Es una obra con dialéctica y que genera debate y yo creo que esa es una de sus principales virtudes. Éramos conscientes de que en muchos sectores, sobre todo en Madrid, iba a provocar cierto revuelo, pero su inclusión no buscaba eso, ni mucho menos. Tras su proyección inspiró muchos debates interesantes y otros muy mal intencionados que pretendían analizar desde una perspectiva bastarda todo aquello que proponía Aitor Merino. Nosotros estamos encantados con ella y una de las cosas más bonitas que le ha ocurrido a «Asier ETA biok» es que va a ser distribuida comercialmente por un extremeño que tiene su empresa en Madrid.

¿Qué momentos de esta edición que acaba de finalizar perviven en la retina del recuerdo de José Luis Rebordinos?
Muchos. Es curioso el caudal de sensaciones que se alberga en tan poco espacio de tiempo. Mantengo el recuerdo emocionado de Carmen Maura cuando recibió el Premio Donostia y la alegría vital que emanaba Hugh Jackman. Un tipo con sonrisa perpetua que rompió con los moldes preestablecidos de lo que se supone es una estrella de Hollywood: sus paseos en bicicleta, su baño en la playa y su interés por contentar a todo el mundo que le pedía un autógrafo o una fotografía. En muy pocas ocasiones he tenido la oportunidad de topar con alguien como él. También me ha tocado mucho el equipo de «La herida», porque para ellos estos premios y las buenas críticas recibidas habían resultado inesperadas. También para el equipo de «Pelo malo» el día de ayer supuso algo muy importante y así me lo hicieron saber cuando me dijeron: «No sabéis lo que habéis hecho por nosotros».