Georgieva ha hecho estas declaraciones en una rueda de prensa virtual desde la sede de la institución financiera internacional al evaluar el impacto económico de la expansión global del coronavirus. Según ha expresado, «estamos en una situación sin precedentes donde una pandemia mundial de salud se ha convertido en una crisis económica y financiera». La misma ha provocado «una interrupción repentina de la actividad económica».

Con lo cual, según ha precisado Georgieva, la producción mundial se contraerá en 2020. «Los países miembros ya han tomado medidas extraordinarias para salvar vidas y salvaguardar la actividad económica. Pero se necesita más. Se debe dar prioridad al apoyo fiscal dirigido a hogares y empresas vulnerables para acelerar y fortalecer la recuperación en 2021», ha añadido.

Ha destacado su preocupación por que una oleada de quiebras y despidos no solo socaven la recuperación, sino que hagan descarrilar las sociedades y ha destacado los esfuerzos fiscales y monetarios de muchos países para «amortiguar el impacto de la pandemia, incluyendo un esfuerzo agregado de más de 4,5 billones de euros por parte de los países del G20, alrededor del PIB global».

Georgieva ha cifrado en 2,3 billones de euros las necesidades de financiación estimadas para las economías en desarrollo.

A la vez, ha reconocido que, durante la cumbre del G20, un número «excepcionalmente elevado» de países ha demandado ayudas de emergencia de la institución, por lo que ha señalado la necesidad de «duplicar» la capacidad de la institución para prestar asistencia. En concreto, la directora del FMI ha indicado que 80 países se han dirigido a la institución en busca de asistencia financiera de emergencia, incluyendo países de bajos ingresos y de ingresos medios.