«Se está abriendo una oportunidad inmejorable para dar impulso a la transición socio-ecológica. Instamos a los agentes y colectivos sociales y territoriales, así como representantes institucionales de todos los territorios de Euskal Herria, y a la sociedad en general, a que no dejen pasar esta oportunidad. La comunidad científica está dispuesta a acompañar este procesa». Así concluye la reflexión actualizada hecha este viernes por los firmantes del manifiesto ‘EHpost-covid’.
Esta declaración fue hecha pública en mayo del pasado año, pocas semanas después del estallido de la pandemia, y tuvo gran impacto y seguimiento. La firmaron y apoyaron alrededor de 800 investigadores y científicos, 200 agentes sociales y miles de personas, comprometidas con el impulso a una «economía ecológica».
Tras «las nuevas evidencias científicas y lecciones de los últimos meses», los impulsores de la declaración remarcan ahora que «se necesita un sector económico resiliente para garantizar el bienestar de la sociedad» y que «la salud y la economía están estrechamente ligadas. Nos hemos dado cuenta también de que la estructura económica de un país como el nuestro, además de crear renta y puestos de trabajo para garantizar el bienestar de la sociedad, necesita invertir en una mayor capacidad de adaptación a diferentes tipos de shocks externos, en el camino hacia el desarrollo humano equitativo y sostenible en el tiempo».
«Choque frontal»
Desde la publicación del manifiesto, consideran que se ha evidenciado un «choque frontal» entre «las prioridades individuales y colectivas, y por tanto entre diferentes valores: mientras algunos sectores ven la oportunidad de transformar el modelo socio-económico imperante, otros sectores intentan, a toda costa, reactivar la economía por la senda del viejo modelo de desarrollo; por ejemplo, potenciando cualquier tipo de consumo, la movilidad basada en el vehículo privado, o anteponiendo inversiones que fomentan las grandes infraestructuras a las prioridades a nivel local».
«Por otro lado, hemos visto que la inoculación del miedo puede paralizar la sociedad y que la inseguridad y la falta de valentía por parte de sectores con capacidad de decisión puede ser un obstáculo para la transición necesaria a un modelo socio-económico más sostenible y justo», continúa.
«También se ha evidenciado el valor de los cuidados, y nos hemos dado cuenta de la necesidad de defender y reactivar el sector público para garantizar el bienestar, reconstruyendo el apoyo que ha ido perdiendo en las últimas décadas y redistribuyendo radicalmente los trabajos que de manera desequilibrada, desvalorizada e invisible se han puesto a espaldas de las mujeres y los sectores más vulnerables», añade esta reflexión actualizada.
Fondos europeos
Llegado el momento de empezar a valorar la salida de la pandemia, estos científicos, investigadores y agentes destacan que «para ello tendremos que aprovechar los avances científicos, los esfuerzos de la sociedad y los fondos europeos. En esta reconstrucción económica, en un contexto en el que la peligrosa relación entre la degradación de la naturaleza y la creación de nuevas pandemias no ha cambiado, se debe abordar conjuntamente la emergencia sanitaria y la emergencia socio-ecológica, dando una solución integral a ambas».
«Esto requiere un debate profundo a nivel social sobre cómo asignar y gestionar los fondos de reconstrucción establecidos por Europa –consideran–, ya que la propia Comisión Europea lo señala y recomienda de cara a empezar a construir una sociedad más resiliente y sostenible».
El final de la reflexión incide en la «oportunidad inmejorable» que se abre y en ofrecer el acompañamiento de la comunidad científica para esta transición socio-ecológica.