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Bruselas llama a evitar balances bancarios deteriorados durante años

«Es esencial que los bancos sigan prestando a la economía real y apoyando la recuperación», subraya el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, quien insta a actuar con urgencia.

Valdis Dombrosvskis, vicepresidente de la Comisión Europea, en una comparecencia. (Kenzo TRIBOUILLARD/AFP)
Valdis Dombrosvskis, vicepresidente de la Comisión Europea, en una comparecencia. (Kenzo TRIBOUILLARD/AFP)

Los ministros de Finanzas de la UE están preocupados por los «créditos improductivos» y tratan de poner en marcha un plan de acción para acabar con ellos, ya que «unos balances bancarios deteriorados durante un mayor periodo de tiempo en una crisis perjudicaría la recuperación económica».

El vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, puso voz a esa inquietud al término de la reunión que mantuvieron el martes. «Si fracasamos esta vez, los NPL (préstamos dudosos, por sus siglas en inglés) crecerán durante años», advirtió. Los activos tóxicos de los bancos estuvieron en el origen de la pasada crisis de 2008.

Reconoció que «gracias a las ayudas que han dado los Estados miembros» no se ha detectado un aumento en su nivel ni de los procedimientos de solvencia empresarial. Pero la pandemia, ha frenado «la tendencia a la baja» en la evolución de los préstamos dudosos que los bancos mantienen en sus balances.

Según los datos aportados por Bruselas, la proporción de préstamos dudosos en manos de la banca europea se situó en el 2,9% en el primer trimestre de 2020, una subida de tres décimas que rompió con la caída ininterrumpida observada desde finales de 2014.

Instó, por ello, a actuar «con urgencia». «Es esencial que los bancos sigan prestando a la economía real y apoyando la recuperación. Europa todavía está en shock económico», subrayó.

«Espejo retrovisor»

Desde la banca, voces con peso como la de la presidente del Banco Santander, Ana Botín, han reclamado desde tribunas internacionales repensar la regulación financiera porque «los desafíos que supone la pandemia son distintos a los causados por la crisis financiera de 2008».

Indicó que entonces las autoridades llegaron a la conclusión de que «los bancos eran parte del problema, por lo que se requirió una mayor capitalización, pero hoy las entidades están más capitalizadas».

«No digo que haya que romper toda la regulación que se estableció después de 2008, pero las reglas deberían evolucionar mientras el mundo, la competencia y los riesgos cambian. Dejemos de regular a través del espejo retrovisor».

El plan presentado por Bruselas a los Veintisiete para buscar una salida a esos préstamos no pasa por la creación de una «banco malo» que acumule los activos tóxicos de las entidades financieras del bloque comunitario sino por la generación de «sinergias y cooperación estableciendo una red segura» que conecte a las compañías de gestión de activos.

«Si varios países avanzan, la red podría constituirse progresivamente, dependiendo de la velocidad y el alcance en el que los bancos sean golpeados en los Estados miembros», recoge el plan de la Comisión.

Esta plataforma serviría para que los «bancos malos» de casa estado «intercambien su experiencia y mejores prácticas, desarrollen estándares sobre datos y transparencia y coordinen demandas de acreedores cuando sea necesario».

Su estrategia pasa por desarrollar más los mercados secundarios para activos tóxicos para permitir que las entidades financieras se desprendan de los préstamos dudosos y al mismo tiempo se fortalezca la protección de los deudores, así como por armonizar a nivel europeo los procedimientos de insolvencia y recuperación de deudas. para dar «certidumbre legal» y acelerar «la recuperación del valor» en beneficio del acreedor y del deudor.