NAIZ

El BCE no ofrece más estímulos ante una nueva recaída ya asumida

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener el rumbo pese a que mantiene una elevada preocupación por la evolución de la economía de la eurozona.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (Daniel ROLAND/AFP)
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (Daniel ROLAND/AFP)

Los guardianes del euro optaron ayer por el statu quo en el conjunto de herramientas anticrisis, que fue reforzado considerablemente en su última reunión de diciembre. «Una estimulación monetaria significativa sigue siendo esencial para preservar las condiciones financieras favorables», comentó Christine Lagarde tras la reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE).

El arma principal del banco emisor, el programa de compras de emergencia ante la pandemia (PEPP), lanzado en marzo del pasado año para mantener unas condiciones de financiación favorables, sigue establecido en 1.850 millones de euros, que se irán dispensando hasta marzo de 2022.

El BCE insiste en la flexibilidad de su estrategia, tanto si se tratase de «no utilizar en su totalidad» esta dotación porque las compras de bonos en curso resultasen suficientes, como si, por el contrario, fuese necesario fortalecer el estímulo en caso de que se registre un nuevo «shock negativo» vinculado a la pandemia de covid-19.

Y recuerda que el programa más antiguo en vigor, el “QE” (“Quantitative Easing”, “Flexibilización Cuantitativa”), también seguirá al ritmo actual, de 20.000 millones de euros al mes, sin límite de tiempo.

Asimismo, otorgará a los bancos privados nuevas oleadas de préstamos baratos, mientras las tasas de interés continúan en mínimos históricos. La parte de la liquidez depositada por estas entidades en el BCE, en lugar de distribuirla mediante préstamos a hogares y empresas, seguirá gravada al -0,5%, como ocurre desde setiembre de 2019. Y el tipo de referencia para la refinanciación bancaria a corto plazo se ha mantenido en cero, nivel en el que se encuentra desde el año 2016.

Todo este arsenal debería permitir a los Estados, las empresas y los hogares obtener préstamos a bajo costo para estimular la inversión y el empleo y, en última instancia, los precios.

Más riesgos

El BCE, que ha estado interpretando el rol de bombero desde el inicio de la crisis sanitaria, no se ve presionado para aumentar aún más sus intervenciones en la economía de la eurozona, según coinciden en señalar los observadores consultados por la agencia France-Presse. Y permanecerá «en espera» todavía durante unos meses más, predice Andrew Kenningham, economista de Capital Economics.
La evolución de la situación sanitaria está en el centro de atención de la institución que preside Lagarde, ya que la aparición de nuevas variantes del virus y el lento despliegue de vacunas nublan las esperanzas de un rápido retorno al crecimiento. «La intensificación de la pandemia plantea riesgos para el panorama económico a corto plazo», asumió ayer durante la rueda de prensa.

«Es probable que la producción se haya contraído en el cuarto trimestre de 2020», añadió, tras el fuerte repunte del verano que siguió al levantamiento de los confinamientos en Europa. Y el primer trimestre de 2021 también promete ser decepcionante debido a la extensión de las nuevas restricciones. No obstante, confía en que en la segunda mitad del año lleguen buenas noticias. Por ello, considera que las últimas previsiones de la institución con sede en Frankfurt, que prevén un crecimiento del PIB en la zona euro del 3,9% este año, siguen siendo «válidas en gran parte».

Una moneda fuerte

El banco central también se muestra confiando porque los mercados de bonos permanecen tranquilos a pesar de las crisis gubernamentales que están sacudiendo a Italia y los Países Bajos. Esto «muestra claramente la eficacia de la política del BCE para contener cualquier aumento de las tasas de interés a largo plazo», que fue lo que desencadenó la crisis de la deuda en la eurozona en la década de 2000, como indica Eric Dor, director de investigación del IESEG, la grande école de negocios del Estado francés.

No obstante, la apreciación del euro frente al dólar es un quebradero de cabeza para el BCE, que es incapaz de impulsar la inflación hasta cerca del 2% interanual, nivel que considera adecuado para favorecer la actividad económica de la región.