Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
Sofía

Juego sucio en la escena política y oligárquica de Bulgaria

En 2020, Boyko Borissov tuvo que hacer frente a unas filtraciones comprometedoras. Detrás de ellas probablemente estuvieran actores oligárquicos que desean a otro líder en Bulgaria. Pero Borissov, que canaliza parte de la riqueza del país, sobrevive al juego sucio entre oligarcas y políticos.

Propaganda satírica contra Boyko Borissov relacionada con los fajos de billetes de 500 euros que tenía en su habitación. (Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ)
Propaganda satírica contra Boyko Borissov relacionada con los fajos de billetes de 500 euros que tenía en su habitación. (Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ)

En 2020, Boyko Borissov, primer ministro y líder de Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB), afrontó multitudinarias protestas que le obligaron a remodelar el Ejecutivo; en una primicia del diario ‘El Periódico’, fue salpicado en una trama de blanqueo internacional de capitales en Barcelona relacionada con una exmodelo que fue su amante y es madre de una supuesta hija suya; y como guinda, surgieron filtraciones, unos audios y, sobre todo, unas imágenes comprometedoras captadas en 2017 y 2019. En una, el primer ministro duerme en una cama; en otra, en la habitación, hay una pistola Glock, su favorita, y lingotes pequeños de oro; y en la más polémica, se aprecian fajos de billetes de 500 euros en el cajón de una mesita que sumarían alrededor del millón de euros.

Al analizar las imágenes, el medio de investigación ‘Bivol’ sostuvo dos hipótesis: Borissov acumulaba oro y dinero y una persona cercana con acceso a su habitación captó las imágenes, pudiendo ser una mujer con la que mantuvo una relación sentimental; o, en cambio, podría ser un montaje que, debido a la proporción del mismo, demostraría enormes fisuras en la Inteligencia. Borissov, como siempre, acusó a sus opositores de estar detrás de este juego sucio, sobre todo a Rumen Radev, presidente por el Partido Socialista (PS), y al exiliado oligarca Vassil Bozhkov.

Tihomir Bezlov, experto en crimen organizado del ‘Center for the Study of Democracy’ (CSD), explica las filtraciones: «Generalmente, es parte del juego entre oligarcas. Borissov ha afrontado antes otras grabaciones. Ocurrió en las elecciones de 2013-14, con una conversación con el ministro de Agricultura. También salieron otras con el encargado de aduanas. Este modelo de filtraciones viene de comienzos de los 90. En Macedonia, tenemos el caso del ex primer ministro Gruevski». Atanas Rusev, también investigador del CSD, añade que «todos los grandes partidos tienen miembros en la Inteligencia».

Las instantáneas de Borissov no sorprenden a los búlgaros, que conocen bien a sus regidores y sus cloacas, pero incrementan la tensión del debate público: desfogados, los políticos se enfangan; a veces, se muestran reales, como si estuvieran en un bar, y se acusan de tener lazos con mafiosos y oligarcas. Pero, ¿qué tiene de cierto?, ¿cómo es esta relación? En Rusia, Vladimir Putin controla a la oligarquía poscomunista, dependiente ahora de las decisiones del líder ruso y del posicionamiento energético global de Moscú. Pocos se atreven a contradecirle en público.

En Bulgaria, en cambio, los oligarcas retan a Borissov, quien, en el poder de forma casi ininterrumpida desde 2009, ha demostrado navegar con destreza en las turbulentas aguas de la política búlgara. A diferencia de Rusia, la oligarquía y el poder político aquí están condenados a entenderse. Hay balanza en el poder, tienen un mismo génesis y, en general, comparten intereses.

Ascenso oligárquico

En Bulgaria, el colapso del comunismo posibilitó el ascenso de grupos mafiosos ligados a los deportes de lucha y los servicios de seguridad privada que se aliaron con actores de la Inteligencia y la élite comunista. En esta transición a la democracia liberal, estos grupos asesinaron a políticos, empresarios y a más de una decena de presidentes de equipos de fútbol. Se mataron entre ellos, delante de todas las cámaras. Borissov, quien reconoce haber sido parte de estos grupos, fundó una empresa de seguridad que sirvió al autócrata comunista Todor Zhivkov y, más tarde, al monarca-político Simeón II. En un progresivo blanqueamiento público, en 2001 le pusieron al frente de la Policía búlgara. Su ascenso coincidió con el descenso progresivo de la violencia: aunque siguen ocurriendo «accidentes» y «suicidios», no es la escabechina de la década de 1990.

«Cuando comenzó la transición, vivimos un boom del crimen organizado, especialmente una forma violenta con estructuras criminales que extorsionaban a pequeños empresarios. Intentaban controlar todas las áreas. Alrededor del 20% de los negocios pagaba la extorsión, mientras que ahora solo lo hace un 3%», apunta Rusev. Se esfumó la violencia, en el camino hacia a la UE, pero se quedó la corrupción: un estudio de 2020 del CSD refleja que el 24% de los empresarios cree que solo a través de sobornos se pueden obtener los fondos de ayuda de la UE. «No es común encontrar evidencias directas entre los políticos y el crimen organizado, mientras que con la oligarquía sí son visibles estos lazos. Los políticos actúan como brokers que dan acceso a los negocios beneficiosos o subsidios. Por ejemplo, a Vassil Bozhkov le entregaron un gran regalo, un monopolio en el que controlaba el 90% de la lotería nacional», añade, y Bezlov diferencia entre crimen organizado, de prácticas violentas e ilícitas, y oligarquía, refinada y que se nutre del Estado.

La lucha por la obtención de la riqueza del país, en lugar de utilizar la violencia explícita, se dirime ahora con sentencias legales. La justicia, politizada, controlada por el Gobierno, permite acorralar a quienes han crecido dejando un reguero de irregularidades en su camino. Borissov pronto lo entendió. «La primera cosa que hizo GERB cuando obtuvo el poder [en 2009] fue comenzar a procesar a Alexei Petrov, antiguo socio de negocios de Borissov durante la década de 1990», recoge la revista ‘Jacobin Magazine’ en un artículo centrado en el apoyo de la derecha alemana al primer ministro.

Recientemente, sobresalen dos casos: en 2014, tras la quiebra de la entidad Corpbank, su exdirector Tzvetan Vassilev huyó a Serbia, desde donde relata los sobornos que estuvo entregando al Gobierno; el año pasado, Vassil Bozhkov, que en Twitter se define como «empresario búlgaro y coleccionista de arte», aunque se hizo multimillonario con el monopolio de la lotería, huyó a Dubái. Ambos tienen causas legales abiertas y, como otros oligarcas caídos en desgracia, viven en el exilio. Curiosamente, sus candidaturas han sido aceptadas en estas elecciones.

Corrupción

Bulgaria es el país más pobre de la UE. Junto a Hungría y Rumanía, se sitúa a la cola de los países comunitarios en el Índice de corrupción elaborado por Transparencia Internacional. De Borissov, sus críticos dicen que tiene demasiado poder y que coopera con el crimen organizado, que prometió erradicar la corrupción y que más bien ha sido devorado por ella. La oposición subraya su relación con las dos figuras clave del partido de la minorías turca y gitana Movimiento por los Derechos y las Libertades (DPS): Delyan Peevski, magnate de los medios de comunicación, y su líder honorífico Ahmet Dogan, antiguo agente de la Inteligencia comunista.

Pese a ser rivales políticos, su afinidad no ha pasado desapercibida entre la sociedad, que les acusa de controlar la justicia y utilizar a su antojo los recursos del Estado. Las protestas masivas de 2020 se desencadenaron por la evidente corrupción urbanística en la costa del mar Negro, concretamente por la licencia que obtuvo Dogan para ampliar su opaco terreno residencial en Burgas, y por la violencia desmesurada con la que los miembros de su seguridad, pertenecientes a los servicios secretos, reprimieron a manifestantes congregados en verano frente al terreno.

«El DPS es la parte que más monetiza su influencia política. Dogan y Peevski son oficialmente millonarios. Primero estuvieron con el monarca [Simeón II] y luego con los socialistas de Stanichev. En ese periodo Bulgaria se preparaba para entrar en la UE y muchos de los programas financieros fueron creados por estas personas», recuerda Rusev. «Apuntar solo a ellos como actores principales de la corrupción es simplificar», matiza.

Pese a la corrupción extendida, GERB ha vuelto a ganar en las elecciones. Ha perdido más de ocho puntos de apoyo y tendrá que pactar, cambiar de aliado o unir otro grupo a la actual coalición con la ultraderecha. ¿Cómo es posible que vuelva a ganar? «Borissov habla un lenguaje que todos entendemos. Creció en la calle y conoce a los hombres fuertes del país. Con ellos hay que entenderse para llegar a ser primer ministro. Sabe, los otros políticos no son mejores que él», asegura Valentin, que reside en Catalunya y regresa, en avión, a visitar a su familia después de perder el empleo en esta crisis sanitaria.

«Sabemos que los políticos no son ángeles, pero hay niveles de corrupción. Dinamarca tiene diez veces menos que Bulgaria, donde engloba a toda la sociedad. A veces hay que sobornar a alguien para retirar el coche del desguace o ir al doctor. Es una corrupción sistémica. Al mismo tiempo, este sistema alimenta a la sociedad y evita que ésta se rebele», lamenta Vessislava Tancheva, representante de BOETS, organización que ha ayudado a destapar algunas de las prácticas corruptas de GERB.

«Es útil mirar atrás y ver quién atendió en 2003 a su funeral [del mafioso Iliya Pavlov, quien, antes de morir por la bala de un francotirador, fue nombrado en 2001 empresario del año]. Un cable de Wikileaks del entonces embajador de EEUU James Pardew anotó que Dogan estuvo allí y ‘no intentó ocultar su cercana relación con el asesinado líder de Multigrup’. Bozhkov estuvo allí también. El entonces primer ministro [el monarca Simeón II] mandó una elegía. Y para completar la imagen feliz, hay una foto de Pavlov dando un paseo con un joven Peevski», destaca “Político” en un reportaje centrado en el ascenso de la mafia en Bulgaria.