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RSF alerta de la violencia policial contra periodistas en el Estado francés

El informe anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF) constata un deterioro «flagrante» de la libertad de prensa en el mundo, donde dos tercios de los países «bloquean» la labor de los periodistas, una situación agravada por la crisis derivada de la pandemia del coronavirus. 

Protesta en París contra la Ley de Seguridad Global, el pasado 30 de enero. (Lorena SOPÊNA I LÒPEZ/EUROPA PRESS)
Protesta en París contra la Ley de Seguridad Global, el pasado 30 de enero. (Lorena SOPÊNA I LÒPEZ/EUROPA PRESS)

La clasificación mundial de la libertad de prensa, en la que Reporteros Sin Fronteras evalúa anualmente la situación en 180 países y territorios, es taxativa en este 2021 y muestra que el ejercicio del periodismo es la «principal vacuna contra el virus de la desinformación».

Así, RSF remarca que la libertad de prensa se deterioró de forma «flagrante» en el último año en el mundo, donde dos tercios de los países bloquean la labor de los periodistas, una situación que, además, se ha agravado y acelerado con la crisis derivada de la pandemia de covid-19.

Numerosos gobiernos, apunta el informe, han aprovechado las urgencias ligadas al coronavirus para restringir aún más la libertad de prensa, que vive una «situación difícil» en 73 de los 180 países analizados y «muy grave» en otros 59, lo que totaliza el 73% del total.

Noruega, quinto año a la cabeza

La lista de países elaborada por RSF sigue encabezada por los nórdicos, con Noruega en la cúspide por quinto año consecutivo pese a los problemas que los medios de ese país han tenido para acceder a datos públicos sobre la pandemia.

Finlandia se mantiene en segundo lugar por delante de Suecia, que arrebata la tercera posición a Dinamarca.

Solo 12 países presumen de una situación «óptima» o «muy satisfactoria» para la prensa, el número más bajo desde 2013 y un reducido grupo del que ha salido Alemania (puesto 13) por las agresiones sufridas por numerosos reporteros que cubrían protestas negacionistas o extremistas contra las restricciones sanitarias.

En esa misma zona intermedia de la lista se encuentra Estados Unidos (44), que ha registrado un récord de agresiones (casi 400) y de arrestos de periodistas (130) durante el tramo final del mandato de Donald Trump.

Estados español y francés

El Estado español, que ocupa el puesto 29, ha visto cómo las autoridades de las islas Canarias han optado por diferentes formas de obstrucción al acceso de las informaciones sobre la llegada de inmigrantes. Bien han ocultado los lugares de los desembarcos, bien han procedido a obstáculos físicos para dificultar la toma de imágenes.

RSF indica que la pandemia «puso fin a tres años de considerable violencia física contra periodistas por parte de la policía, pero también de manifestantes, debida sobre todo al conflicto catalán y al auge de la extrema derecha», aunque constata que el clima de polarización «persiste» e incluso «se intensifica en la vida política y en el posicionamiento de los medios de comunicación desde la llegada al poder de la coalición del PSOE y Unidas Podemos». Todo ello, añade, «está erosionando la confianza de la sociedad en los periodistas y refuerza el discurso de odio contra la prensa».

Cinco puestos más abajo, en el 34, se encuentra el Estado francés, donde «cubrir las protestas se ha convertido en una labor complicada para los periodistas, teniendo en cuenta los numerosos casos de violencia policial».

«Varios periodistas –indica RSF– resultaron heridos por disparos de LBD (lanzadores de proyectiles de defensa), botes de gas lacrimógeno o por golpes de porra. Otros han sido víctimas de detenciones arbitrarias o se les ha requisado su material para reportajes. Algunos de estos incidentes ocurrieron durante manifestaciones contra la propuesta de ley de seguridad global. Los periodistas de investigación tampoco están a salvo de presiones».

Además, RSF apunta que la legislación que protege el secreto de las fuentes sigue siendo «insuficiente» en el Estado francés y señala también que la independencia editorial de los medios «también sigue siendo un punto sensible debido a la concentración vertical, es decir, a su integración en grupos que participan en otros sectores de la economía».

Brasil, en zona roja

Brasil, gobernado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, pierde cuatro puestos, hasta el 111, y entra en la zona roja, donde la situación de la libertad de prensa es delicada, a causa de los insultos, la estigmatización y las humillaciones públicas orquestadas contra periodistas.

En ese mismo tramo aparecen países como India (142), México (143) o Rusia (150), cuyas autoridades, apunta RSF, han puesto obstáculos «sin precedentes» a la cobertura mediática de las manifestaciones en favor del opositor Alexei Navalni.

Añade la organización que China (177) «ha dado» una nueva vuelta de tuerca al control de la información, por lo que sigue en la «zona negra» de una lista que vuelven a cerrar Turkmenistán (178), Corea del Norte (179) y Eritrea (180), que cae dos puestos para convertirse en el farolillo rojo.

Destaca la caída de Malasia, que pierde 18 plazas, hasta la 119, tras la adopción de un decreto contra las noticias falsas que permite al Gobierno imponer su relato de la realidad, mientras que El Salvador desciende 8 puestos, hasta el 82, ante el ocultamiento de noticias sobre la pandemia.

La situación ha mejorado de forma significativa en Burundi (147), Sierra Leona (75) y Mali (99), aunque el continente africano sigue siendo, junto a Oriente Medio, el lugar más complicado para el trabajo periodístico.

En Argelia (146) y Marruecos (136) la justicia se encarga de silenciar el periodismo crítico, mientras que Arabia Saudí (170), Egipto (166) y Siria (173) han aprovechado la crisis sanitaria para «exacerbar los males de una prensa ya agonizante», indica RSF.