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La derrota laborista en otro feudo del «muro rojo» reaviva las disputas internas

El Partido Laborista británico ha perdido otro de sus bastiones electorales en el denominado «muro rojo» del norte de Inglaterra. El varapalo de la victoria de los conservadores en Hartlepool, feudo laborista desde 1974, ha reabierto las disputas internas en el Partido Laborista.

El líder laborista Keir Starmer. (Tolga AKMEN/AFP)
El líder laborista Keir Starmer. (Tolga AKMEN/AFP)

Hartlepool, que lleva eligiendo diputados laboristas desde que se creó la circunscripción en 1974, ha cambiado de opción y ha votado a un conservador para representarlo en el Parlamento de Westminster.

El triunfo conservador ha sido rotundo. La conservadora Jill Mortimer se ha impuesto cómodamente con 15.529 votos, con 6.940 papeletas de ventaja sobre el laborista Paul Williams.

El líder laborista Keir Starmer reconoció de antemano que sería una prueba difícil. La pérdida de otro bastión izquierdista en el norte obrero de Inglaterra es un duro revés en su primer test electoral, y reaviva las disputas internas en la oposición.

A la espera de otros resultados electorales que se anuncian más adversos para el primer ministro en Escocia o la alcaldía de Londres, el primer fruto del «superjueves» electoral cayó como una bomba en el laborismo.

Otro ladrillo del «muro rojo»

Tras haberlo roto en las legislativas de 2019, Johnson le quita así un ladrillo más al denominado «muro rojo», las zonas históricamente laboristas del norte de Inglaterra que en las últimas décadas sufrieron de lleno la desindustrialización y votaron masivamente por el Brexit en 2016 (casi un 70% en Hartlepool).

Elegido como líder del Partido Laborista hace un año el nuevo lider del laborismo británico, Keir Starmer no lo ha tenido fácil tras la salida de su predecesor, Jeremy Corbyn.

«Hemos perdido la confianza de los trabajadores». Con esa frase lapidaria Starmer ha reaccionado a los pésimos resultados que se fueron anunciando a lo largo de la jornada.

«Me hago responsable de recomponer las cosas», ha añadido el líder laborista, que ha avanzado que en los próximos días anunciará los «cambios»

«Hemos perdido cuatro elecciones generales y anoche tuvimos unos resultados muy decepcionantes. Esto va mucho más allá de una remodelación o de las personalidades, se trata de centrar el Partido Laborista en el país y asegurarnos de que cerramos la brecha entre el Partido Laborista y los trabajadores», ha señalado Starmer.


«Reconectar con la clase trabajadora».

Starmer tuvo que liderar la oposición en medio de una crisis sanitaria marcada por los llamamientos a la unidad nacional y un gasto público histórico en ayudas a empresas y empleados inusual para un gobierno conservador.

La elección además ha llegado en un momento en que el éxito de la campaña de vacunación contra el covid-19 está impulsando la imagen del gobierno de Johnson, muy criticado por su gestión en el inicio de la pandemia.

Más importante aún, el laborismo sigue sufriendo las consecuencias de la salida británica de la Unión Europea. Tras la victoria del Brexit, el partido careció de una posición clara sobre esta cuestión crucial.

Su cúpula conserva una imagen proeuropea poco apreciada por un electorado obrero proBrexit que se ve en cambio seducido por Johnson y sus promesas de mejorar la calidad de vida en las regiones del norte.

La opción de un candidato contrario al Brexit para Hartlepool, que votó masivamente por la salida de la UE en 2016, ha reforzado estos recelos.

Según el experto electoral John Curtice, los conservadores han ganado una media de 12 puntos frente a los laboristas en las zonas proBrexit en comparación con las últimas elecciones locales.

«Esto demuestra la falta de progreso de los laboristas para reconectar con la clase trabajadora desde las elecciones generales de 2019», ha explicado en la BBC.

El ala izquierda exige cambios

El ala más izquierdista del Partido Laborista ha salido inmediatamente a criticar a Starmer.

Esta vez «no es posible culpar a Jeremy Corbyn», ha afirmado la diputada Diane Abbott, pidiendo al nuevo líder que «cambie su estrategia», mucho menos izquierdista.

En un comunicado, el grupo izquierdista Momentum, que impulsó en su día a Corbyn, ha calificado la jornada de «desastre» y lo ha interpretado como un «gran fracaso» para el partido.

Igualmente, el secretario general del poderoso sindicato Unite, Len McCluskey, ha subrayado que el varapalo en Hartlepool es «la manifestación de que los ciudadanos ya no saben cuál es su visión (la de Starmer). La gente no sabe qué es lo que el Laborismo representa».

El diputado Lloyd Russell-Moyle ha aconsejado a Starmer que se inspire en el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, que «invitó a la izquierda a sentarse a la mesa en lugar de ponerla en la picota» y habla tanto con «liberales como con obreros».

El sector más a la derecha sigue culpando a Corbyn

Por el contrario, el también laborista Steve Reed ha opinado que su partido debe continuar la transformación iniciada por Starmer «con más fuerza y rapidez» para recuperar la confianza.

Peter Mandelson, exdiputado por Hartlepool y aliado clave del ex primer ministro laborista Tony Blair en los años 1990, todavía culpa a Corbyn. Ha achacado la victoria conservadora a «las dos C: covid y Corbyn y un poco de Brexit», asegurando que el exlíder sigue alejando a parte del electorado.

Los recientes ataques de Starmer sobre la integridad de las élites políticas británicas, salpicadas por las revelaciones de conflictos de intereses con los empresarios y la controvertida financiación de la lujosa reforma del apartamento de Johnson en Downing Street, no han dado sus frutos.