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El BCE insta a prestar atención a los riesgos de no emitir moneda digital

Tras años de mirar de lado a las monedas virtuales, el Banco Central Europeo (BCE) aboga ahora por prestar atención a «los riesgos para la estabilidad» que podrían surgir «si un banco central no ofrece una moneda digital».

Christine Lagarde, presidenta del BCE, durante un encuentro informal del Eurogrupo en Lisboa. (Carlos COSTA/AFP)
Christine Lagarde, presidenta del BCE, durante un encuentro informal del Eurogrupo en Lisboa. (Carlos COSTA/AFP)

El BCE tomará una decisión formal en los próximos meses sobre la introducción del euro digital. Ya se han lanzado algunas fechas y 2026 aparece como la más temprana. Mientras, en sus informes incluye reflexiones y análisis sobre su papel. En el último de ellos, el dedicado a tratar sobre la relevancia internacional del euro, que se mantiene por detrás del dólar, advierte sobre los riesgos derivados de la falta de ofertar de una moneda digital por parte de un banco central. «No solo podría amenazar la estabilidad del sistema financiero, sino que tanto los individuos como los comerciantes serían vulnerables a un pequeño número de proveedores dominantes con un fuerte poder de mercado», señala el BCE.

«La emisión de una moneda digital de banco central (Central Bank Digital Currencies, CBDC) ayudaría a mantener la autonomía de los sistemas de pago nacionales y el uso internacional de una moneda en un mundo digital», afirma.

La reflexión da cuenta de lo avanzado para adaptarse al nuevo entorno derivado de la acelerada digitalización de los medios de pago que ha provocado la pandemia. Los bancos centrales trabajan en la búsqueda de un modelo idóneo para la emisión de sus propias monedas digitales, que buscan convertirse en un complemento al efectivo.

El BCE precisa que «no es una carrera», por lo que no sería una realidad inmediata. «Comenzamos nuestra discusión con un horizonte de cinco años en mente. Es probable que ese sea el tiempo mínimo para la introducción de un euro digital», señaló Favio Panetta, ejecutivo de la entidad, hace unos días.

Gigantes tecnológicos

Alertó, sin embargo, sobre la «importancia de evitar» que el mercado europeo de pago minoristas esté dominado «por un puñado de agentes no europeos» que podrían ser relativamente inmunes al escrutinio y supervisión de las autoridades. Recordó, en este punto, que un pequeño número de empresas no europeas dominan ya algunas partes del mercado de pagos minoristas, como tarjetas de créditos y pagos en líneas. Y avanzó que en el futuro el papel de las grandes empresas tecnológicas podría llegar a ser muy significativo en los servicios financieros.

Precisamente a esos gigantes apunta el informe del BCE conocido la semana pasada. Subraya que en esa hipótesis también se socavaría la capacidad de los bancos centrales para «cumplir con su mandato monetario« y con su papel como «prestamistas de última instancia».

Asegura que impulsar el papel internacional del euro «no es una motivación primordial para emitir un euro digital«, aunque si se permitiera el uso de un euro digital en los pagos transfronterizos, «también tendría implicaciones para el papel internacional del euro».