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Absuelto el acusado de violar a una menor discapacitada en una casa ocupada de Donostia

El acusado de violar en una casa ocupada de Amara (Donostia) a una joven de 17 años con discapacidad intelectual ha sido absuelto por la Audiencia de Gipuzkoa, que considera que concurre «una duda fundada». La Fiscalía había pedido trece años de cárcel.

Movilización en Donostia en el Día Internacional contra la Violencia Machista. (Jon URBE | FOKU)
Movilización en Donostia en el Día Internacional contra la Violencia Machista. (Jon URBE | FOKU)

El joven acusado de violar en 2019 a una menor de 17 años, aquejada de una discapacidad intelectual en una casa ocupada del centro de Donostia, ha sido absuelto por la Audiencia de Gipuzkoa, al entender que en el caso concurre «una duda fundada» ya que las evidencias «compadecen mal» con el relato de la víctima y «más bien sirven para descartarlo».

Inicialmente, la Fiscalía de Gipuzkoa reclamaba una pena de trece años y medio de prisión para el procesado, un joven que por aquel entonces tenía 18 años y que durante el juicio celebrado el mes pasado en la Sección Primera negó categóricamente los hechos.

El Ministerio Público lo acusaba de haber conducido a la menor «contra su voluntad» a una casa ocupada, ubicada en la calle Moraza, donde tras cerrar con llave el candado de la puerta de la estancia en la que se encontraban la habría violado a pesar de que la víctima le dijo que «no quería».

No obstante la sentencia del caso, a la que ha tenido acceso EFE, absuelve ahora al imputado, defendido en este caso por el letrado Jesús González de la Huebra, al considerar que «nos encontramos ante un claro supuesto de duda fundada» en el que «no cabe más que proceder» a un fallo absolutorio «con todos los pronunciamientos favorables».

Para ello, cita que la víctima, cuyo testimonio constituía la «prueba de cargo fundamental» contra la presunción de inocencia del inculpado, padece una discapacidad del 37 % con «una importante limitación en el plano psíquico» y «un trastorno generalizado de desarrollo con repercusión en sus áreas afectiva y cognitiva». Sin embargo, «no presenta rasgos físicos externos de vulnerabilidad».

El escrito judicial llega a detallar que, cuando sucedieron los hechos, la chica era virgen y que, «tras los supuestos episodios de reiteradas penetraciones» que relató, «mantenía el himen íntegro», además de no tener «ningún tipo de signos, ni vestigios físicos» ni «ningún tipo de lesión» en las áreas genitales ni paragenitales.

«Nada consta o se ha corroborado tampoco sobre algún elemento o contexto de intimidación en el que pudiera haberse visto involucrada la menor», prosigue la sentencia, que incide en que tampoco consta que ella «verbalizara su oposición» al procesado, un extremo sobre el que la chica tampoco fue «clara» durante el juicio, dice la sentencia, sin descartar que «pudiera ser producto de una reelaboración posterior de su mente».

«De común acuerdo al piso»

«Es más», cree que sus actos «contradicen o más bien ponen en duda la verbalización de esa negativa», ya que tanto ella como el acusado acudieron juntos «de común acuerdo al piso ocupa» donde «mantuvieron una actitud cariñosa», tras lo que durante la noche «salieron a comprar comida» y volvieron a la habitación en la que durmieron.

El acta de inspección ocular de la casa ocupada le lleva además a «descartar» que la menor fuera encerrada allí, como denunció en su momento, «con llave y candado».

La resolución señala asimismo que la chica había conocido «escasas semanas previas» a los hechos denunciados al acusado, quien «sabía poco y mal castellano» y que consideraba a la menor «una igual sin limitación alguna».